martes, 10 de marzo de 2009

¿Termina el tránsito?

Más de un año es mucho tiempo, más de un año es mucho hilo que cortar en una madeja y han pasado hartas cosas a las que me referiré en términos breves.
Tras una búsqueda intensa, llena de absolutamente todo, encontré trabajo en un colegio. No hablaré mucho de ello en este post, pues constituye un eje central de mi vida actual, por lo que sabrán de ello de todas maneras. Trabajo también en una universidad, gracias a la confianza de gente muy valiosa.
Quizá lo que más he aprendido de este tránsito es que la ayuda llega de quien menos esperas y muchas veces los discursos que crees sólidos no son más que eso, discursos que de tan sólidos que son, se fosilizan hasta dejar de moverse, de vivir y de tener la fuerza que da la acción y el compromiso. No ha sido fácil y ahora tampoco lo es, quizá porque también me he acercado a comprender que el ideal no es más que eso y aunque he desarrollado una curiosa tendencia a olvidarlo, mi naturaleza romántica subconsciente lo saca a cada rato de donde intento esconderlo. Trato de aprender más todos los días, para no desistir, porque a veces no sólo no es fácil, sino que directamente muy complejo y aunque estoy muy cierto de que mi posición es mucho mejor que la de varios, demasiado a menudo afloran las inseguridades, los miedos y todo lo imaginable que puede cristalizarse en trabas.
Había decidido no escribir más en este espacio, pero comprendí que no era necesario cortar con algo que me gusta y que a lo sumo me sirve como ejercicio. Nunca termina el tránsito, pero eso es algo demasiado sabido también para extendernos. No prometo actualizaciones frecuentes, no prometo actualizaciones alegres, ni tampoco transformarme en un chico deprimido y amargoso. Intentaré escribir con frecuencia, contándoles lo que ocurra, lo que vea y cosas de esas. Gracias por pasar por aquí y preguntar, y supongo que tiempo habrá para ser extenso, jugoso en los cuentos y demases.
Un abrazo bien grande y nos vemos a la otra.

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