miércoles, 22 de abril de 2009

Braille y demases

He estado tapadísimo de cosas en estos días, por lo que no he podido mantener actualizado este espacio. Les cuento que el viernes recién pasado comenzó la cuarta versión del Taller de Braille, iniciativa de la que ya he comentado con anterioridad.
Otra vez nos consumían los nervios antes de comenzar la sesión introductoria, al ver que iban llegando los alumnos paulatinamente. Sin embargo, los nervios iniciales se quedaron cortos cuando nos dimos cuenta de que la sesión iba a tener poco de tradicional, porque además de que conocíamos a muchos de los integrantes, en un momento se abrió la puerta y entró a la sala una estudiante sorda con su intérprete, para consternación de algunos y emoción de otros. “Estoy muy interesada y motivada por aprender” señaló en algún momento de la clase y esas simples palabras contribuyeron para que bajara un poco el nivel de ansiedad que teníamos mi compañera y yo, por no saber de qué modo estaba recibiendo lo que decíamos.
Quisiera detenerme en el punto anterior, porque me aparece la idea de cómo el discurso se prueba día a día y cómo hemos de hacernos cargo de él a medida que avanzamos. Hoy es una estudiante sorda y casi se hace perentorio analizar la situación, detenerse a pensar, reflexionar sobre esto. ¿Por qué? ¿Qué se persigue con ello? Me gustaría que llegara un momento en que nos detuviéramos en la situación para verla como la llegada de un alumno más, no en el sentido estadístico de la expresión, como podría pensarse, sino en la perspectiva que concibe a cada estudiante como único y con necesidades únicas, aquella sostenida por un soporte que considere a la diferencia como lo natural.
Quisiera trascender la anécdota de que este año hay una estudiante sorda; quisiera que ella aprendiera tanto como cualquier otro estudiante, con las adecuaciones que e sean necesarias en el programa. Quisiera volver sobre el asunto en julio, para comprobar hasta qué punto hemos podido concretizar el discurso que hoy por hoy se ha tornado casi en pancarta de vida y quisiera estar a la altura de las circunstancias con el equipo, para recibir y entregar lo que haga falta. Ojalá todo marche bien y sea una instancia en que todos podamos salir del semestre un poco mejores personas.
Por otra parte, estamos embarcados en la celebración de la semana del libro en La facultad de Educación y los “cronotopos” las “irrupciones literarias” y los concursos están a la orden del día. Me entusiasman estas cosas y agradezco la oportunidad de participar en ellas. Espero que en el colegio sea igual de bueno, aunque será después, por razones de orden administrativo.
Espero tener tiempo para actualizar, porque ególatramente siento que dejo de lado lo emocional, que casi pesa más hoy en mi vida. Un abrazo bien grande, a la medida de cada persona que lea esto. Pienso que hacen falta los abrazos así que vaya uno tan grande como sea la necesidad.

miércoles, 8 de abril de 2009

Contando y dando gracias

Estoy frente al computador, intentando que no me consuma el fastidio por enredarme en términos literarios y olvidarme que nunca fui demasiado bueno para ello. De paso en este malestar, apareció el sentimiento de ingratitud conmigo mismo, derivado de mi falta de actualizaciones. Vamos, entonces.
Esta ha sido una semana marcada por mi resfrío tremendo, que acabó por impedirme realizar mis quehaceres como es debido. No obstante, hubo también un acontecimiento en el que no me he detenido ni un instante y vale la pena hacerlo, porque encierra mucha alegría y gratitud.
Hace ya algún tiempo que comparto con una profesora de la Uc y el colegio Saint George. Ella, con una fe increíble (más grande que la mía misma) me ha invitado en algunas oportunidades a trabajar junto a ella, con gran éxito a mi parecer. Este lunes, de igual modo, me invitó a participar en un proyecto que está realizando con alumnos de II medio, en vías de mejorar el acceso a la información de personas ciegas.
Me quedo corto de palabras al momento de explicarles la sensación de nerviosismo y expectativas que me genera siempre una instancia como esa, no necesariamente porque sea complejo, reconocido o remunerado incluso. Es porque siento que es una posibilidad cierta de sensibilización, que puede modificar a largo plazo la vida de otras personas con discapacidades.
Apuntamos a mejorar la calidad de la gente diferente y como todos lo somos en estricto rigor, pues quisiéramos humanizar, hacer conciencia del otro, “limpiar miradas” como decía un amigo. Me resta contarles que fue agradable, que los chicos participaron mucho y que sentí cariño y calidez. Espero que esto se refleje en los proyectos, pues aún cuando no sean grandes ni reconocidos, el cariño, empeño y pino que le pongan, ya habrá marcado una diferencia con cualquier otro trabajo.
Estoy muy agradecido de la profesora, de los alumnos y de la vida, que me permiten tomar estas oportunidades y espero estar a la altura. Por ahora eso, queridos visitantes, ya les contaré más cosas, con la salud más repuesta, espero.

jueves, 2 de abril de 2009

Buena cosa

Estoy tirado en mi cama, con el cuerpo pidiendo descanso a gritos y con un poco de fiebre. Sin embargo, mientras trato de estornudar, pienso en lo estupendo de este día y me pongo más feliz aún, y no es por la fiebre.
Hace ya algún tiempo, mi amiga del taller de Braille y yo recibimos una hermosa propuesta para llevar nuestro proyecto a educadores del sistema, en el marco de un curso dictado en un postítulo sobre Aprendizaje en la UC. Aceptamos, claro, pero nunca imaginamos que sería una experiencia tan desafiante, tan potente en el diálogo y análisis y por encima de eso, nunca nos imaginamos que sería un tema tan considerado por nuestros profesores.
En las tres horas que duró la clase, pudimos intercambiar experiencias y discutir en lo concreto y abstracto el tema de las necesidades educativas especiales. Pudimos además, deconstruir prejuicios, cuestionar políticas gubernamentales y reflotar algo del amor por el oficio, por muy cuestionado que esté hoy por hoy.
Estoy muy agradecido por la oportunidad que se nos brindó, porque aún cuando estamos ciertos de lo complejo que es abordar desde la realidad este tema, creemos que el hecho de levantar un análisis a conciencia y discutir de verdad, implica un giro en la conceptualización del asunto, en vías de generar una sensibilización en cadena, para terminar en una mejora de las prácticas educativas con estos niños.
“La diversidad es lo natural” decía una persona y tiene toda la razón y esta mera frase sintetiza más o menos lo que pensamos y por lo que luchamos.
¡Gracias y ánimo profesores!
Por otro lado, después de clases me escapé con una colega a un lugar de café y donuts. Una experiencia muy agradable que me hizo pensar en lo importante de contar con un buen equipo de colegas que apoye en el ejercicio de la profesión. Gracias por la conversa, por la paciencia y por todo en realidad. Y para no seguir delirando, me iré a dormir.
Por cierto, nos hemos reencontrado con un viejo amigo de colegio, lo que me alegra mucho. Ojalá podamos conversar de la vida y retomar.
Nos vemos a la otra.