sábado, 24 de julio de 2010

Canto por lo que no fue.

“Sí, qué rico escucharte! El otro día nomás estaba pensando en cómo estarías.
Sí, demás. Oye, pero podríamos juntarnos… onda pa conversar de la vida un ratito.
Síii… sería bacán… yo te llamo.
¡Aaayy qué entrete!”. (llamada telefónica entre dos viejos amigos)

Conversaciones como éstas son bien frecuentes y, de alguna forma, reflejan nuestra condición natural para inventar juntas que sabemos irrealizables y, quizá en una consideración más amplia, el poco valor que asignamos al compromiso oral. Llenas de frases de cortesía, se instalan en nosotros, para irse con la facilidad con que cortamos el teléfono o cerramos la sesión del mail.

Yo soy experto para planear este tipo de juntas; siempre tengo ganas de ver a todo el mundo, pero estoy lejos de tener “Todo el tiempo del mundo”. Y es que ese es uno de los asuntos cruciales del cuento. Tengo la impresión de que a muchos nos pasa que el trajín de los trabajos, el quehacer común de llevar una vida adulta, no nos permiten distribuir adecuadamente los tiempos, ni priorizar en función de nuestro placer. No todo el mundo comprende esto; no toda la gente asume que las ganas están, pero no siempre las posibilidades.

Recuerdo que alguna vez leí en alguna parte que hay gentes para ciertas épocas, personas que nos acompañan en ciertos períodos de la vida. Comparto esto, pero sólo a medias. Creo que efectivamente hay personas que aparecen en momentos bien definidos de la vida, marcándolos y haciéndolos más gratos; hay individuos cuya influencia se enmarca en estos períodos, pero de nosotros depende finalmente, que su importancia sea más gravitante en nuestra vida. Está bien lejos de ser una obligación. Es una decisión, como todo lo que tiene que ver con sentir.

Otra persona me comentó alguna vez, que le daba mucha lata juntarse o llamar a sus viejos compañeros de escuela, pues se le ocurría que no iban a tener de qué hablar y temía que el momento se dilatara. Creo que el temor es inevitable y hasta me parece normal que suceda aquello, al menos en primera instancia. El devenir no nos permite mantenernos en contacto con todos aquellos con quienes compartimos, pero tampoco es necesario hacer como que el tiempo no pasa, como que todo sigue igual de intacto. De hecho, también las relaciones cambian y necesitan ser aceitadas, si no, no pasa de ser la reunión de compromiso con viejos amigos, teñida por el ególatra anhelo de que el tiempo no transcurra.

Eso tampoco es malo a lo sumo, pero saber bien qué se espera, a qué se va, aclara mucho las ideas, me parece, y me hace mucho más sentido cuando es posible reconocerse en el tiempo nuevo, en los sucesos transcurridos al no verse, en las anécdotas revividas, etc.

Yo soy un idealista empedernido y olvido fácilmente estas cosas, pero al mismo tiempo, soy re bueno para llenarme de eventos y cosas que me impiden mantener todo lo oxigenadas que me gustaría mis relaciones. Yo quisiera que no fuese así y dentro de todo, me hago espacios, pero estas vacaciones no pude ver a toda la gente que me había propuesto. Sepan que no fue por mala onda, flojera y mucho menos falta de interés. Es sólo que me atrapa el devenir, que tengo una pésima capacidad de ordenar mis tiempos y que mi memoria ya no es lo que era.
Espero podamos hacerlo en el futuro, gracias por la paciencia y por no olvidarse de mí.
Un tremendo abrazo y nos veremos pronto pronto en estas vacaciones que ya terminan.

martes, 20 de julio de 2010

Vacaciones

Creo que una de las cosas más tremendas de vacaciones es la sensación rarísima que sobreviene al principio. Eso de sentirse casi mal al no tener nada que hacer; es como si se hubiese olvidado algo, como si el cuerpo mismo te pidiera realizar alguna tarea. Yo, que acostumbro a dormir poco, sufro trastornos del sueño y casi “hago las noches días” leyendo y conversando.
La cosa es que, afortunadamente, me impuse al semestre y estoy viviendo las anheladísimas vacaciones. Han sido días de mucho leer, mucho comer, mucho reírme, mucho cantar e intensas conversaciones con amigos y familia. Obviamente, viajar a Linares siempre es para mí una renovación, pues por allá hasta el aire huele distinto, las gentes se ríen diferente, con más ganas y la comida sabe mejor. Creo que ya he comentado que el cariño que se siente estando allá siempre ha sido un poderoso imán para mí y que si yo pudiese, me iría a vivir en esa ciudad pequeña, de helados ricos y gente amable.
Cada vez que pienso en la posibilidad de vivir en linares, me sonrío y recuerdo las voces escépticas y casi sonrisosas que hablan de “estancamiento “pocas alas” y cosas por el estilo, pero no tengo más que decir a mi favor, que el hecho incuestionable de que la vida allí es más tranquila y está más llena de pequeños placeres. Tengo muy claro que las posibilidades están acá, en el “centro de Chilito” pero amo mi ciudad natal y espero poder siempre volver por allá. Jaja, ¡todo un Sam romanticón enamorado de su comarca!
Tiempo para leer no me ha faltado, porque esa es otra cuestión rica de viajar. Para quienes no nos divertimos mirando la despampanante geografía Chilensis, leer un librito es claramente la opción. Estas vacaciones me atrapó Mario Puzo y su celebérrima novela “El padrino”. ¡Qué libro más entretenido! Los personajes son creíbles, odiables, entrañables y admirables. Creo que mi prejuicio contra las películas y libros de mafias, gángsters, crímenes y esas cosas, me estaban privando brutalmente de esta súper novela. Y es que el Nueva York de los años 40, las luchas entre poderosas organizaciones criminales, la suerte de ciertos inmigrantes y el archifamoso “sueño americano” coexisten en una trama vertiginosa, que atrapa sin remedio y que a mí, personalmente, me dejó con gusto a poco.
Como no podía ser de otro modo, Vito Corleone me alucina actualmente y estoy todavía baboso con su capacidad para manejar los hilos, pero por sobre todo, con la capacidad que tiene para manipular a la gente. Ese es otro elemento que permite amar la novela, a mi modesto juicio, claro. Los personajes son “Mafiosos” pero carecen de la moral maniquea que uno podría esperar ilusamente. Aquí los valores se cuestionan, se supeditan a los personajes, dándole más veracidad a la trama. Vi la película, naturalmente, y me gustó mucho, principalmente la música.
Me quedan algo así como tres días de vacaciones. Quiero descansar un poco más, de forma que las pilas estén ultra cargadas para enfrentar este semestre. De momento es todo. Les dejo un tremendo abrazo y nos veremos prontito.

PS: Fui al fonoaudiólogo y me ha permitido volver a cantar. Eso me hace muy feliz y me permite dejarles también este pequeño enlace. Disfruten.

http://www.youtube.com/watch?v=Lkpbu00_7k0&feature=related