viernes, 29 de enero de 2010

"La pequeña gigante" y una breve reflexión

“Y pensar que algunos guerrilleros y políticos no creían en una revolución que se hiciese sin armas”

Estoy feliz, realmente feliz y emocionado por la llegada a Chile de “la pequeña gigante. Mientras leía sobre la fantasía que esta vez nos presenta la compañía Royal de Luxe, no podía dejar de sonreír por la tremenda capacidad que han tenido para llevar a una altísima expresión el teatro callejero. Han viajado por el mundo, entregando espectáculos acordes a los lugares que visitan, haciendo vibrar a niños y padres, que se creen todo, investigan, escriben y disfrutan la ilusión, gratuita y de calidad. Ésta es la segunda vez que “La pequeña gigante” pisa nuestras tierras. El 2007 fue su aventura con el rinoceronte; la niña debió atraparlo para evitar que en su confusión y miedo de la ciudad provocara más destrozos. En esa ocasión, más de 700000 personas acompañaron a la pequeña de cinco metros en su paso por la ciudad y celebraron el éxito de su misión.
Esta vez, la aparición repentina de un geiser en pleno centro de Santiago marcó el comienzo de la nueva aventura. La tierra misma da la bienvenida a la niña, que vendrá nada más y nada menos que a encontrarse con su tío, el “señor Escafandra” un buzo casi dos veces más alto que su sobrina.
Aunque hay mucha información en la red, imagino que el secreto de la ilusión no se rebelará hasta el final; de momento, se sabe que la pequeña recorrerá las calles en un barco, que enfrentará tempestades y que finalmente se reunirá con su tío, en lo que me imagino será un emotivo y masivísimo espectáculo, con un montón de sorpresas.
¡Dios! Pero es que Santiago se ha revolucionado con este enorme montaje, sin importar el calor y las muchedumbres. La gente sale de sus casas para saludar a la niña, lleva a sus hijos, se organizan programas especiales en los medios de comunicación, etc.
Me encanta la historia, pero más me encanta lo que produce. El esfuerzo tremendo de quienes ponen en marcha este montaje, tiene contestación en la gigantesca respuesta de la gente, en el tremendo cariño que despliega Chile y en el hermoso momento que nos permiten vivir como país, porque sí, incluso de regiones han venido a verla. realmente, una revolución sin armas, como dijo un amigo.
“¿Pero remus, no debe ser muy entretenida para ti, cómo la vas a ver?”
Cuando uno es un topillo, no puede gozar positivamente de ciertas maravillas de la vida. Por este motivo, algunos constituyentes de la realidad parecen relegarse a una zona oscura y restringida, cuya única posibilidad de apertura y oxigenación es el lenguaje. Caben en esta zona, ciertos fenómenos naturales, el lenguaje corporal, ciertas expresiones artísticas y el lenguaje visual en general.
Los topillos somos también seres lingüísticos y en este sentido, la interacción que tenemos con dichos componentes de la realidad es mayor de la que comúnmente se cree. Nos movemos entre ideas, percepciones que se completan con el devenir y el contacto con otros. Así, “vemos películas” “vemos el arte” “nos vemos a lo largo de la vida” etc.
Hay quienes sostienen que utilizar el verbo “Ver” en un topillo es, digamos, ¡Raro? ¡Gracioso? ¡Irónico? A mí me parece extraordinariamente normal y me parece mucho más alienado cuando se oyen frases como:
“Vamos a escuchar esa película?” “OK, nos estamos escuchando entonces”.
Bla. Es una falacia que por el hecho de ser topos, no podamos referirnos como todos a todo. Sabemos y vemos, quizá más lento y con ojos un poquito prestados, pero vemos igual. Huuy, casi me da escalofríos todas las connotaciones románticas que esto puede despertar, pero nada tiene que ver con “los ojos del alma” sin desmerecer esa teoría. Me refiero a algo estrictamente lingüístico y social.
Accedemos con ustedes y por ustedes a la realidad, porque, hey, no somos un mundo aparte. Hoy, yo disfruto el espectáculo, tal como todos. Me asustan las multitudes, pero quizá incluso vaya a verla, imaginen me dejen tocarla… ¡Qué lindo sería! Aunque, por favor, sin medios, que la imagen de un topillo que "por encima de su discapacidad puede acceder a esta bella muestra de arte” es muuuy tentadora.
Na… quería compartir con ustedes mi felicidad y emoción por todo esto. Ojalá podamos todos disfrutar de este espectáculo, pero vamos, si salen, no olviden su bloqueador solar, su botella de agua y su experiencia, para que me puedan contar.
Un abrazo para todos.

martes, 12 de enero de 2010

¡A correr a correr!

Estos días han sido una especie de antesala de mis anheladas vacaciones, no porque no haya nada que hacer, sino porque éstas se han tomado mi pensamiento y se hacen presente a cada rato, desconcentrándome y haciéndome pensar en largas caminatas, piscinas, tardes de lectura en el pasto y cosas de ese estilo.
Así ha pasado la semana, entre debates electorales, cumpleaños de un amigo y lectura no muy entretenida. Lo pasamos re bien en el cumple y espero que para él haya sido un bonito momento, al margen de todo lo que algunos estén pasando. Uno se equivoca, pero la gran maravilla de este asunto es que uno puede arrepentirse, modificar el presente, perdonar con el tiempo e incluso echar pie atrás si es necesario. Yo los quiero mucho y al margen de lo que me toca, me interesa que sepan de mi presencia, para lo que sea preciso. Ese día, escuchamos una canción que los tocó bastante. A mí me produjo también cosas, por lo que la pongo aquí, con cariño para ellos, si leen. Va a pasar, amigos, estoy seguro de ello. Para bien o para mal, va a pasar.
http://www.youtube.com/watch?v=9RBFgg_k2Uo
Así las cosas y yo, quizá por exceso de fiquis romanticones o por causa de cierto detalle que me tiene un poco estúpido, he incurrido en una práctica nada usual en mi estilo de vida.
“Hermano, cada vez estás más redondo” (…) Ay… no comas tanto!”
Ésas son frases que me están persiguiendo y que aún cuando me hacen reír, evitan que disfrute los placeres culinarios de esta época, mentira, pero igual. La cosa es que ayer, mientras terminaba de corregir un trabajo, llegaron mis primas con una insólita invitación: “¿Vamos a trotar?”
Me dio mucha risa escuchar eso al principio, pero como es natural, acepté, pensando en protagonistas de fiquis y en que tenía todos mis asuntos en regla, por si me moría de un infarto. (“seguro, remus?)
Salimos pues, como todo un equipo de atletas, acostumbrados a esto y… Jaja, fue absurdamente breve lo que duraron mis expectativas Fiqueras, mi energía y… ¡mi dignidad!.
No aguanté mucho y tuve que optar por mi ritmo ligero de caminar. “Bueno… ésta es sólo la primera vez, yo cuando…” Nada pudo consolar mi maltrecha moral.
Habrán otras, imagino, pero definitivamente, tendré que conformarme con la ficción, pues para encarnar a atléticos personajes que lo pasan estupendamente corriendo por parques, flirtean y corren, viven aventuras y corren, andan en bici y corren, definitivamente no estoy. Dejémosle a la ficción lo que es de la ficción y disfrutemos estos días estupendos de veranito.
Es todo por ahora. Imagino que los siguientes posts se vienen serios, pero bla. Vaya de momento un abrazo para todos y nos veremos a la otra.
La canción de más abajo me encanta y para el lector avisado, seguramente tendrá otro sentido.

http://www.youtube.com/watch?v=QbAZiVRG6h0

lunes, 4 de enero de 2010

Mochileros de la vida

¡Qué loco! Es el primer post del 2010 y me gustaría comenzar con ¡una locura máxima! Todo empezó después del año nuevo, que valga decir estuvo espectacular, cuando decidí ir a ayudar a una amiga con su examen de grado. Los hados dispusieron la muerte temporal de su compu y nos vimos imposibilitados de trabajar.
Diablos, me decía yo, sin siquiera imaginar que de pronto todo se iba a precipitar por el abismo de lo incierto.
“vámonos a la playa, Remus”. Fue todo, porque mi ansiedad se transformó en locura y accedí rápidamente, incluso considerando que no tenía ropa, que nadie sabía y que era un perfecto galimatías todo eso.
Después se sumó la tercera integrante y nos largamos al litoral, sin ningún rumbo, sin certeza de alojamiento, pero con una tremenda sonrisa en la cara. Sonrisa que se trocó en desesperación y dolor de pies cuando no podíamos encontrar un lugar para comer, dado el inmenso flujo de gente que había llegado de Santiago.
Caminamos mucho, soportando incluso que un tipo asqueroso nos eructara, para hacer una gracia simiesca , me imagino. Finalmente, tras “llorar” un poco, y golpear puertas, tal como ciertos personajes famosos de estas festividades, encontramos un lugar en que una mujer se apiadó y nos cedió su living, su tele y tres colchones. Jeje, realmente, ¡a toda raja! ¡ojalá este verano sea de lo mejor para ella y su negocio, por buena gente. Si hasta desayuno nos dio… quizá, digo yo, porque se dio cuenta de que éramos unos mochileros de la vida.
El otro día fue bañarse, comer y reírse de tonterías como hablar en “ la Mozambicano, con Nikoleta, Shakyra Tashatirra y yo, que ya no me acuerdo como me llamaba”.
Buscar alojamiento ese día fue otra odisea, pero con agüita mineral y unas buenas canciones, la caminata se hizo bien piola. Finalmente, llegamos a un hotel, en el límite de San Sebastián y Costa azul, donde nos recibieron felices y nos atendieron re bien.
La noche final fue cantar con un guitarrista curioso que conocimos, unas cervezas tan heladas como el frío aire de mar y unos perros gigantes hermosos, cuyo aroma tiene aún a mi perro con serias intenciones de montarme.
El viaje estuvo excelente y me hizo pensar en lo entretenido que es hacer las cosas improvisadamente a veces. Mis compañeras de viaje, aperradísimas, valientes y confiables; nada, como para repetir.
Por último, no sé qué onda este año, pero hoy en la tarde me junté con una amiga que no veía hace mucho tiempo y me invitó a la famosísima Piojera, donde abusé un poco de la gastronomía Chilensis y ahora lo estoy pagando, remecido por los postreros embates de un “terremoto”.
Eso sería, mis queridas y queridos. Saludos a quienes leen y nos veremos a la otra.