domingo, 26 de septiembre de 2010

Por el derecho universal de leer

Siempre me ha gustado mirar libros; preguntar títulos; disfrutar de su textura y olor a nuevo o viejo e incluso comprar uno que otro volumen para pedir que lo graben o digitalicen. Generalmente, escucho con resignación las preguntas sorprendidas de los libreros y vendedores, alusivas al “¿cómo lee?” pero siempre que puedo, los interrogo a mi vez, sobre la oferta de audiolibros, o utópicamente, sobre la presencia en sus escaparates de algo en Braille. La respuesta es invariablemente la misma, pero no lo suficientemente fuerte como para desanimarme.
Fiel a mi costumbre, quise acompañar a Rodrigo (Wiry) a la “expolibros” evento del Plaza Vespucio, cuyo anuncio me distrajo del fuerte sabor de la comida japonesa que “disfrutábamos”.
¿”Hagamos un experimento social?” fueron las palabras de Wiry, siempre tan dispuesto a vincularse desde lo cognitivo con su entorno. Obviamente, yo acepté, pues prendo con agua cuando se trata de esas cosas; La idea consistía en que iríamos por todos los puestos preguntando si tenían algún material para personas ciegas, ya fueran audiolibros, material en relieve o bien, algo en Braille.
Ignoro cuáles eran las expectativas de Wiry; ignoro también el motivo por el que la idea de que se tratara de una exposición bullada me esperanzaba ilusamente, pero la cosa es que partimos, sin desanimarnos cuando la primera persona nos dijo “nooo” con esa “oo” medio compasiva, medio divertida que me pone la piel de gallina y dibuja una sonrisa suave en mi cara.
“no, lo siento” “puucha, noo” “nooo… jaja, no tenemos nada de eso” “mmhh nooo” fueron las respuestas en puntos de venta de editoriales tan famosas como universitaria, Contrapunto, TXT, Norma, entre otras. El único punto brilloso entre comillas fue la respuesta del Fondo de lectura, que aseguró tener una colección para Disminuidos visuales, lo que ya es algo.
Finalmente, tras el último lugar consultado, caminamos hacia el colectivo, sin decir mucho, salvo lo que se dice siempre. Que era obvio; que no somos un público rentable; que por eso mismo los eventos como estos no nos incluían; que no importaba.
Lo cierto es que sí importa y lo reiterativo de la situación no lo hace más fácil. Ciertamente no somos rentables; ciertamente no somos un gran eslabón en el polisistema, pero sí deberíamos poder elegir. Wiry decía que Chile no es un país lector, pero el sector mayoritario puede elegir, no por las políticas públicas, claro, pero sí porque el formato no es obstáculo. Creo que por eso duele. A nosotros no nos dejan elegir y no quiero sonar patéticamente dolorido, pero sí recalcar que esto atenta contra el mismo principio del polisistema en que nos encontramos. ¿Libertad? ¿Miles de posibilidades? ¿Un mercado que se ajusta al consumidor?
Yo digo bla y llamo a abrir también el mercado editorial para el audiolibro, y a pensar además que la vista no es el único medio para leer, pues hay personas que, al margen de la limitación física, lo hacemos con otros recursos.
Estoy conciente de que se trataba de una iniciativa que incluía editoriales de mediana envergadura y me da una esperanza, para seguir acudiendo, seguir insistiendo, porque la excusa del costo en transcripciones al braille quedó pequeña; porque sigo pensando en un futuro distinto en que los ciegos podamos llegar a las librerías, mirar,/escuchar, cotizar, leer un poquito, disfrutar, como lo podrían hacer todos, si quisieran.

Estaba algo ahogado y por eso quise compartir esto con ustedes.
Espero que sus fiestas patrias hayan estado buenas, que hayan hecho todo lo que querían y bla.
Por mi parte, estoy lleno de correcciones, pero bien contento. Les mando un tremendo abrazo y nos veremos a la otra.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Fiestas patrias

¡Vaale! Sé que reiteradamente había prometido no callar por demasiado tiempo; también sé que había mencionado mi interés de comentar los sucesos significativos. Pero lo cierto es que la pega ha dicho otra cosa y con suerte tengo rato para dormir como Dios manda.
Lo cierto es que son bonitos tiempos, con esto del bicentenario y las fiestas patrias. La gente anda toda feliz, endieciochada y con ganas de comer cosas ricas. Parecen haberse tomado muy en serio el asunto de los doscientos años y celebran y celebran. Yo hasta aguinaldo recibí, no como me hubiera gustado, pero bueh, que “doscientos años no se cumplen todos los días”.

Estas son fiestas que me gustan mucho, como creo que alguna vez comenté. Me encanta la música folclórica, la comida chilena, los intentos de bailar cueca que realizan mis parientes y quizá más que todo eso, la buena onda que tiene la gente en todas partes. Afortunadamente, tuvimos vacaciones en el colegio y eso me ha permitido descansar, pero también pensar. Le he dado vuelta a varias cosas, pero no sé si sea pertinente detallarlo demasiado. Básicamente, cuestionamientos sobre el sistema de vida que llevamos, el tiempo de calidad, las proyecciones de futuro, la toma de decisiones, etc. No es alegre la reflexión, pero necesaria, supongo. Habrá tiempo para hablar de ello, no oscurezcamos estas fiestas.

Por estos días, me siento muy conectado con “La tierra” en ese sentido natural y primero, que se traduce en caminar por parques, comer frutas, sentarme a tomar el aire que anuncia la primavera y compadezco profundamente a los alérgicos, que ya están padeciendo por estas épocas.
Ahora mismo hay movimiento en mi casa. Preparan empanadas, encienden fuego para el asado y suena Santiago del nuevo extremo con “a mi ciudad”. No puedo evitar sonreír y agradecer. Mi familia goza con esta fiesta y aunque mi hermana está lejos, sé que buscará un lugar donde comer algo típico o bailar un poco.

Realmente espero que disfruten estas largas fiestas; que bailen, canten, coman, tomen lo necesario, se rían mucho y junten la energía necesaria para terminar el año. Desde acá un tremendo abrazo especialmente a los mineros atrapados, a los comuneros mapuches y a los compatriotas que no están en Chile para estas fiestas. ¡Mucha mucha energía!

A quienes visitan regularmente este pequeño rincón, intentaré escribir con menos espacio entre posts, pero más breves.

sábado, 24 de julio de 2010

Canto por lo que no fue.

“Sí, qué rico escucharte! El otro día nomás estaba pensando en cómo estarías.
Sí, demás. Oye, pero podríamos juntarnos… onda pa conversar de la vida un ratito.
Síii… sería bacán… yo te llamo.
¡Aaayy qué entrete!”. (llamada telefónica entre dos viejos amigos)

Conversaciones como éstas son bien frecuentes y, de alguna forma, reflejan nuestra condición natural para inventar juntas que sabemos irrealizables y, quizá en una consideración más amplia, el poco valor que asignamos al compromiso oral. Llenas de frases de cortesía, se instalan en nosotros, para irse con la facilidad con que cortamos el teléfono o cerramos la sesión del mail.

Yo soy experto para planear este tipo de juntas; siempre tengo ganas de ver a todo el mundo, pero estoy lejos de tener “Todo el tiempo del mundo”. Y es que ese es uno de los asuntos cruciales del cuento. Tengo la impresión de que a muchos nos pasa que el trajín de los trabajos, el quehacer común de llevar una vida adulta, no nos permiten distribuir adecuadamente los tiempos, ni priorizar en función de nuestro placer. No todo el mundo comprende esto; no toda la gente asume que las ganas están, pero no siempre las posibilidades.

Recuerdo que alguna vez leí en alguna parte que hay gentes para ciertas épocas, personas que nos acompañan en ciertos períodos de la vida. Comparto esto, pero sólo a medias. Creo que efectivamente hay personas que aparecen en momentos bien definidos de la vida, marcándolos y haciéndolos más gratos; hay individuos cuya influencia se enmarca en estos períodos, pero de nosotros depende finalmente, que su importancia sea más gravitante en nuestra vida. Está bien lejos de ser una obligación. Es una decisión, como todo lo que tiene que ver con sentir.

Otra persona me comentó alguna vez, que le daba mucha lata juntarse o llamar a sus viejos compañeros de escuela, pues se le ocurría que no iban a tener de qué hablar y temía que el momento se dilatara. Creo que el temor es inevitable y hasta me parece normal que suceda aquello, al menos en primera instancia. El devenir no nos permite mantenernos en contacto con todos aquellos con quienes compartimos, pero tampoco es necesario hacer como que el tiempo no pasa, como que todo sigue igual de intacto. De hecho, también las relaciones cambian y necesitan ser aceitadas, si no, no pasa de ser la reunión de compromiso con viejos amigos, teñida por el ególatra anhelo de que el tiempo no transcurra.

Eso tampoco es malo a lo sumo, pero saber bien qué se espera, a qué se va, aclara mucho las ideas, me parece, y me hace mucho más sentido cuando es posible reconocerse en el tiempo nuevo, en los sucesos transcurridos al no verse, en las anécdotas revividas, etc.

Yo soy un idealista empedernido y olvido fácilmente estas cosas, pero al mismo tiempo, soy re bueno para llenarme de eventos y cosas que me impiden mantener todo lo oxigenadas que me gustaría mis relaciones. Yo quisiera que no fuese así y dentro de todo, me hago espacios, pero estas vacaciones no pude ver a toda la gente que me había propuesto. Sepan que no fue por mala onda, flojera y mucho menos falta de interés. Es sólo que me atrapa el devenir, que tengo una pésima capacidad de ordenar mis tiempos y que mi memoria ya no es lo que era.
Espero podamos hacerlo en el futuro, gracias por la paciencia y por no olvidarse de mí.
Un tremendo abrazo y nos veremos pronto pronto en estas vacaciones que ya terminan.

martes, 20 de julio de 2010

Vacaciones

Creo que una de las cosas más tremendas de vacaciones es la sensación rarísima que sobreviene al principio. Eso de sentirse casi mal al no tener nada que hacer; es como si se hubiese olvidado algo, como si el cuerpo mismo te pidiera realizar alguna tarea. Yo, que acostumbro a dormir poco, sufro trastornos del sueño y casi “hago las noches días” leyendo y conversando.
La cosa es que, afortunadamente, me impuse al semestre y estoy viviendo las anheladísimas vacaciones. Han sido días de mucho leer, mucho comer, mucho reírme, mucho cantar e intensas conversaciones con amigos y familia. Obviamente, viajar a Linares siempre es para mí una renovación, pues por allá hasta el aire huele distinto, las gentes se ríen diferente, con más ganas y la comida sabe mejor. Creo que ya he comentado que el cariño que se siente estando allá siempre ha sido un poderoso imán para mí y que si yo pudiese, me iría a vivir en esa ciudad pequeña, de helados ricos y gente amable.
Cada vez que pienso en la posibilidad de vivir en linares, me sonrío y recuerdo las voces escépticas y casi sonrisosas que hablan de “estancamiento “pocas alas” y cosas por el estilo, pero no tengo más que decir a mi favor, que el hecho incuestionable de que la vida allí es más tranquila y está más llena de pequeños placeres. Tengo muy claro que las posibilidades están acá, en el “centro de Chilito” pero amo mi ciudad natal y espero poder siempre volver por allá. Jaja, ¡todo un Sam romanticón enamorado de su comarca!
Tiempo para leer no me ha faltado, porque esa es otra cuestión rica de viajar. Para quienes no nos divertimos mirando la despampanante geografía Chilensis, leer un librito es claramente la opción. Estas vacaciones me atrapó Mario Puzo y su celebérrima novela “El padrino”. ¡Qué libro más entretenido! Los personajes son creíbles, odiables, entrañables y admirables. Creo que mi prejuicio contra las películas y libros de mafias, gángsters, crímenes y esas cosas, me estaban privando brutalmente de esta súper novela. Y es que el Nueva York de los años 40, las luchas entre poderosas organizaciones criminales, la suerte de ciertos inmigrantes y el archifamoso “sueño americano” coexisten en una trama vertiginosa, que atrapa sin remedio y que a mí, personalmente, me dejó con gusto a poco.
Como no podía ser de otro modo, Vito Corleone me alucina actualmente y estoy todavía baboso con su capacidad para manejar los hilos, pero por sobre todo, con la capacidad que tiene para manipular a la gente. Ese es otro elemento que permite amar la novela, a mi modesto juicio, claro. Los personajes son “Mafiosos” pero carecen de la moral maniquea que uno podría esperar ilusamente. Aquí los valores se cuestionan, se supeditan a los personajes, dándole más veracidad a la trama. Vi la película, naturalmente, y me gustó mucho, principalmente la música.
Me quedan algo así como tres días de vacaciones. Quiero descansar un poco más, de forma que las pilas estén ultra cargadas para enfrentar este semestre. De momento es todo. Les dejo un tremendo abrazo y nos veremos prontito.

PS: Fui al fonoaudiólogo y me ha permitido volver a cantar. Eso me hace muy feliz y me permite dejarles también este pequeño enlace. Disfruten.

http://www.youtube.com/watch?v=Lkpbu00_7k0&feature=related

domingo, 27 de junio de 2010

Corregir corregir

Una de las preguntas típicas que aparece cuando me toca hablar de mi profesión, es aquella que tiene relación con la corrección de pruebas y trabajos. Medio en broma, medio en serio, la gente formula sus bien intencionadas dudas y yo, más por educación que por verdadera vocación pedagógica, las respondo con suavidad. No es que me queje, realmente, pues asumo que algunas de ellas pueden allanar el camino y todo eso, pero otras están bien lejos de aquello y obedecen, muchas veces, a una curiosidad poco hábil y levemente morbosa.
En mi período de silencio, cuando buscaba trabajo, pude apreciar lo necesarias que eran estas interrogantes al momento de construir las confianzas con los directivos de colegios, pero también pude comprobar lo dañina que podía ser la forma de preguntar, lo destructivas que muchas veces son las maneras que la gente tiene para disfrazar la falta de conocimiento. En todo caso, las prefiero a que se queden sin saber y se pierda la oportunidad de romper los prejuicios.
Bueno. Una de las cosas que más les interesa averiguar es cómo corrijo pruebas, cómo corrijo ortografía, cómo controlo, cómo uso la pizarra, etc. No es objeto de este post responder a todas estas preguntas, pues entonces arruinaríamos los secretillos del oficio. Sólo diré que la forma tradicional de corregir pruebas es contar con la inestimable ayuda de un corrector/a que quiera trabajar contigo, leer y poner lo que tú indicas. En mi caso, gracias a Dios, ha habido siempre gente bien dispuesta, a la que no le complica ayudar y que incluso hace mucho más que eso.
Este finde, contra todo pronóstico, he tenido que revisar muchas muchas pruebas, pues la carga de trabajo que me corresponde ha aumentado mucho. Conscientes de ello, las personas que me ayudan consiguieron que los dos días que hemos corregido sean sumamente gratos, pues todo el cariño del mundo, la buena onda, la paciencia y otras cosas, sumados a un potente kuchen de frambuesa el segundo día, son razones más que suficiente para pasarlo bien corrigiendo.
Es que en el acto de ayudar hay tanta delicadeza como en el acto mismo de pedir la ayuda. Ellos han conseguido que yo nunca me sienta incómodo, ni al pedir ni al estar en el proceso mismo. Parecen ser conscientes de que para mí tampoco es tan simple tener que depender de ellos en alguna medida. Creo realmente que las personas que logran comprender eso y lo aplican al momento de ofrecer la ayuda, dan un potente paso, porque entonces la ayuda es humilde, centrada realmente en el otro y no en uno mismo.
Es bien complejo el tema de pedir y dar ayuda y podría darnos para mucho más. Yo sólo quiero agradecer, seguir pidiendo paciencia y mandarles un tremendo abrazo a mis ayudantes favoritos y también a la gente que me ofrece ayuda todo el tiempo, al margen de si la puedo aceptar o no.
Para los demás, un tremendo abrazo y nos vemos a la otra.

sábado, 19 de junio de 2010

Algo de tiempo ha pasado

No sé bien por qué no he escrito. Han pasado muchas cosas, pero el día a día consume mi tiempo y energías para ponerlas por escrito, al menos de una forma medianamente coherente. Quería escribir, obviamente, porque no estoy dispuesto a que suceda lo que ocurrió antes de mi silencio de un año.
Hoy por hoy, me encuentro más menos como un tipo normal a fines del primer semestre. Esto es, estresado, algo mañoso y añorando el toque del timbre que abra las vacaciones. De no ser por el cariño que hoy abunda en mi vida, por la fuerza que me entregan todos los días, no podría concretar nada.
Han pasado muchas muchas cosas, pero quisiera detenerme especialmente en algunos puntos.
El primero es el trabajo. Por estos días, me he sentido en una montaña rusa, con subidas y bajadas que hacen revolver el estómago y que no siempre tiene claros la cima y el fondo. He pasado de tener 14 horas efectivas, a casi jornada completa y eso, sumado a ciertos incidentes con alumnillos, ha hecho que la cosa se vuelva desafiante, compleja y siempre intensa.
Hay tantas cosas que me gustaría decir sobre el trabajo; tantas consideraciones que siento deben tomarse en cuenta. Yo personalmente, estoy en un espacio de personas inteligentes, que saben lo complejo de la empresa que construimos día a día y por tanto, que un topo sí o sí necesita ciertas cuestiones para ejercer adecuadamente. Agradezco por ello, perfectamente consciente de que no es el común de los casos. Espero poder, más adelante, reflexionar con calma sobre los trabajos y la condición de topos.
El otro aspecto es el canto. Desde hace algunos días, particularmente desde que me recuperé de un resfrío bien molesto, he sentido que mi voz se ha roto. No sé bien por qué ,pero me cuesta mucho cantar; siento que se quiebran las notas, que no suena bien.
Imagino que debe tener que ver con que el esfuerzo de las clases ha aumentado y con él el uso indiscriminado de la voz, pero no me consuela saberlo. Es bien frustrante y necesito que pase pronto.
Finalmente, recomendar el libro que estoy leyendo, cuando tengo unos minutitos. Se llama El imperio final y es la primera parte de una trilogía de Brandon Sanderson, excelente escritor de novelas estilo “La rueda del tiempo” con una trama aparentemente simple, al modo tolkeniano, pero con una extraordinaria forma para resignificar la estructura tipo de estas novelas y construir elaboradísimas redes sociales, económicas y políticas, que dan verosimilitud a sus tramas y personajes.
Lo recomiendo encarecidamente a quienes gusten del género y dejo parte de la contraportada para ver si enganchan.
Con respecto a mí, nos veremos pronto. Lamento la tardanza y ya seré más específico con las cosas.
Un abrazo grande para todos.

"Durante mil años, han caído las cenizas y nada florece. Durante mil años, los skaa han sido esclavizados y viven sumidos en un miedo inevitable. Durante mil años, el Lord Legislador reina con un poder absoluto gracias al terror y a su divina invencibilidad. Le ayudan los «obligadores» y los «inquisidores», junto a la poderosa magia de la «alomancia», que reside en los nobles. Algunos, sólo algunos, son capaces de «quemar» los metales que han tragado y que les otorgan poderes sobrenaturales. Diferentes metales, actuando en pares, otorgan poderes distintos.
Pero los nobles, demasiado a menudo, han tenido trato sexual con jóvenes skaa y, aunque la ley lo prohíbe, algunos de sus bastardos han sobrevivido. Y algunos han heredado los poderes alománticos. Los «brumosos» (mistings) tienen sólo uno de esos poderes, pero los «nacidos de la bruma» (mistborns) son capaces de dominarlos todos.
Ahora, Kelsier, el «superviviente», el único que ha logrado huir de los Pozos de Hathsin, ha encontrado a Vin, una pobre chica skaa con mucha Suerte... Tal vez los dos unidos a la rebelión que los skaa intentan desde hace mil años puedan cambiar el mundo y la atroz dominación del Lord Legislador. “

Editorial: Ediciones B
Género: Fantasía
Editorial: Ediciones B
Colección: Nova

domingo, 25 de abril de 2010

Aunque atrasado, ¡Día del libro!

¡Hey! La gente que me visita a veces, sabe que soy un tipo que regularmente anda un poco desfasado con las fechas, pero que de los casi tres años de vida que tiene este espacio, nunca he dejado de comentar el día del libro.
Había empezado a escribir una entrada para ello, más teórica que en otros años, pero las cosas de la semana me impidieron publicarla. Aquí está, atrasada, pero mucho menos teórica. Ruego disculpar la demora, pero no quería quedarme con la deuda.

Tengo lo que no tienes, te lo doy, si lo quieres.

Hoy, mientras estábamos en clases de literatura, me pasé un rollo ya viejo en mi vida, pero siempre vigente. Hablábamos del rol del profesor al forjar hábitos lectores; hablábamos de lo importante que son los pares al poner en diálogo una novela y de la relevancia que dichas recomendaciones pueden tener a futuro en la formación de un lector. Así, mientras transcurría la clase, pensé en algunas prácticas que a mí al menos me han empujado a amar leer.
No quiero transformar este post en una egocéntrica biografía; quiero en realidad, comentar cómo cierta práctica, olvidada y reflotada muy poco, que ya mencionaré se ha constituido hoy en un motivo de reflexión, por las implicancias que creo tiene en la educación.

I. Aproximación al código (amor/odio)
Sé que para muchos, el acceso al código es complejo y que algunas veces, determina la posterior disposición a leer. Pero he descubierto, ya crecido, la felicidad que le produce a alguien más grande, acceder a la lectura. Creo que ese es el reconocimiento más grande que obtiene alguien que alfabetiza, esa chispa que se enciende, esa mirada desconcertada que se llena, ese ¡“aaahh!” de asentimiento, que surge como preludio de muchas otras exclamaciones.
Por mi parte, recuerdo que en primera instancia, sufrí mucho con el Braille. ¡Cómo olvidar esas primeras clases, en que el código se resistía, los dedos me sudaban y el mar de puntos no quería adoptar Ningún significado!
Fueron tiempos raros, porque yo mismo no entendía la razón de que se me resistiese tanto y la frustración era bien grande, pues ansiaba acceder yo mismo a los cuentos que me leían con tanta buena onda cuando era más chico. Recuerdo que me cuestioné mucho; que dudé de la posibilidad de ser capaz de leer. Por ello y casi como un ejercicio de autovalidación, comencé a acudir diariamente a la biblioteca del colegio y los dedos se me quedaron planos de tanto pasearse por páginas anticuadas y cada vez más borrosas, de tanto no ser leídas. Con cariño recuerdo a esa bibliotecaria menuda y sagaz que me escuchaba, recomendaba y que muchas veces me contuvo cuando mi curiosidad de niño insaciable me llevó a leer cosas menos digeribles. No olvidaré nunca la impresión que me provocó leer “El ruiseñor y la rosa” porque aún cuando yo sabía del desamor y de las penas que esto produce, verlo graficado con tanta emoción, incluso en la pena y la muerte, me produjo un impacto que no olvidaré.
Fueron años de andar con la mochila siempre cargada, llena de los libracos más inverosímiles. “cien años de soledad” “martín Rivas” “el coronel no tiene quien le escriba” fueron acompañantes de las lentas tardes de internado (cuando no estaba haciendo desorden con amigos) y de las noches, también de internado, cuando furtivamente sacaba mi librotte y leía suavemente, intentando no hacer ruido al pasar las páginas.
Sin duda, la época más romántica de mi relación con leer. Ese olor a viejo de los libros, esos puntos que se resistían a veces, por lo usados, ese sonido rico y gratificante que produce un libro al cerrarse cuando la historia ha terminado, como para no olvidar.
Alguna que otra vez me tocó leer en voz alta para mis compañeros y mi poca pericia con el código no me impidió hacer que ellos disfrutaran un poco, casi como yo lo hacía con la lectura en voz alta.
Fue entonces cuando se me ocurrió sugerir a mis amigos, compañeros de habitación que nos contáramos cuentos todas las noches, para gozo de todos. Funcionó más o menos, pero contar cuentos se volvió una práctica esperada y divertida que duró algún tiempo.

II. Primeros coqueteos

“Pero también es cierto, que cada lector tiene su tiempo, que los libros eligen y que no poder hacerlo antes, no es una razón que te impida volver a intentarlo hasta que resulte”.
Por esos años, me enteré de que un tío querido, que descansa ya en paz, me inscribió en lo que ahora se llama “corporación para ciegos” lugar del que ya hemos hablado. Allí habían muchos más libros, acordes con la edad que tenía entonces. Fue el momento de catetear a mis padres para que me trajeran semanalmente un libro. Recuerdo con cariño esas noches en casa, con la radio bajita, escuchando cuentos de terror, “Papelucho en sus distintas aventuras, detectives y piratas, y muchos otros. Casi no veía tele, pero mentiría si dijera que fue reemplazada por los libros. Siempre he sido un férreo opositor a la dicotomía, pues creo mucho más en la síntesis de los medios al momento de educar a un niño.
Supongo que comenzaba a gestarse mi amor por la lectura en voz alta. No olvidaré las voces amigas que acompañaron esos años. Más adelante tendría la oportunidad de conocer a quienes grababan para nosotros, pero mientras eso no sucedió, ocuparon el espacio reservado para esas figuras medio inalcanzables, típicas del imaginario de los adolescentes en formación. No abandoné el Braille, por supuesto, pero era mucho más rápido leer del otro modo.
No quiero reducirlo a una cuestión de velocidad, pero retomaré este punto más adelante.

III. Universidad, JAWS y un secreto.

“¡Hey! Que vislumbramos sólo destellos”
Por esos años, yo me decía un lector amante, con serias inclinaciones al terror, la literatura infantil y ciencia ficción. King, García Márquez, Tolkien, Bradbury y Doyle ocupaban los sitiales de favoritos, sin discusión. No obstante, al entrar a la educación superior la cosa cambió en forma diametral.
Entrar a la universidad supuso también aproximarse a los libros de modo diferente. Había que leer artículos, había que presentarse con los deberes hechos en cada sesión de clases. La práctica de leer se volvió más que romántica, compleja. Mi madre adquirió un rol fundamental, al igual que mi grupo de amigas, quienes durante largas tardes y noches más largas aún, me leían textos, luchando contra el sueño y la incomprensión que nos sobrevenía a veces, al no encontrar guía en los pasadizos de la interpretación y la teoría literaria.
Por esos años, aprendí a hacerme un adicto a Internet, msn y esas cosas y entre ellas, apareció una nueva oportunidad. “Pero Remus, hay libros digitales”
Fue la bomba. En forma literal. Aprendí a amar la voz del Jaws, mi lector de pantalla; aprendí a buscar mis autores favoritos; aprendí que podía llevarme en cassettes grabados con una pequeña radio pegada al computador, todos los libros que quisiese, pero aprendí, casi dolorosamente, que había mucho más, que las pequeñas bibliotecas, acogedoras de mis curiosidades lectoras iniciales, daban lugar a un universo gigante e inesperado al que yo estaba entrando cautelosamente. Ensayos, textos teóricos, bizarras novelas que nadie conocía, fans fictions, el diario, blogs y crónicas. Todo ahí; como sonriendo burlonamente por mi poca experiencia.
Hice lo que tenía que hacer y leí, leí cuanto pude, sólo para descubrir que sigue habiendo más aún que mirar y que aún con los medios de los que disponemos hoy, el acceso a la información para personas ciegas, sigue siendo limitado.
Hoy ya no uso cassettes, leo mucho menos en braille, pero leo mucho más. He optado por la lectura en voz alta, ya sea por medio del Jaws o por medio de personas amables que quieran compartir tardes conmigo y los libros.
Con diversos géneros, con diversos resultados, los libros han permanecido, porque ese es el secreto, ellos quedan y se resisten a la falta de tiempo, a los altos impuestos, a las políticas gubernamentales fallidas. Si encuentran a un lector, nunca en la vida lo sueltan. El agarre de la literatura es sensualmente nuevo cada día y su encanto perdura en la medida en que uno mismo se deje agarrar y seducir.

IV El viejo amor
Como seguramente habrán comprobado, aún no me refiero a aquella práctica de la que hablé al inicio. Es leer, claramente, pero leer en voz alta.
Leer siempre supone que el lector establece una relación con el texto; una relación que lo involucra, que pone en juego su experiencia cultural, pero también su emocionalidad frente al texto. Cuando leemos en voz alta para alguien, el vínculo se abre, con el fin de ofrecer a otro una síntesis de lo intelectual y emocional que el texto nos produce.
De igual modo, el que oye atento, suspende temporalmente el sentido de la vista, inhibidor por excelencia, y permite que lo empape la emoción de quien está leyendo. El que oye percibe emociones, percibe el código en su forma y musicalidad, y quizá más importante aún, genera un vínculo emocional con quien está leyendo para él.
Es bien conocida la importancia que tiene la práctica de leer cuentos a los hijos, antes de ir a dormir. Me atrevería a decir que nunca olvidan aquello, incluso quienes por circunstancias posteriores no leen. Este vínculo entre lector y auditor me parece determinante a la hora de formar lectores, pues es sabido que funcionamos por imitación. Si recibimos placer estético y sensorial al recibir la lectura de otros, es bien probable que repitamos la práctica.
Leer en voz alta. Ofrecerse, disfrutar con otros el placer que produce este acto. Todas éstas, características que me hacen pensar en promoverla este día del libro.
Para profundizar en las ventajas de la lectura en voz alta, se requeriría un artículo más teórico, pero de momento, instarlos a leer y leer a otro. De verdad, van a disfrutar, ambos.
Nada, que tengan un lindo día del libro, que reciban una rosa, que haya mucho para leer y que seamos felices con la literatura, que para eso está, entre otras cosas, aunque a veces lo olvidemos.

sábado, 10 de abril de 2010

Desde todas las esquinas

Hace ya algún tiempo, nos involucramos en un interesante proyecto unas amigas y yo. Se trataba de realizar un programa de radio, cuya finalidad tenía que ver con tratar la discapacidad y las distintas oportunidades de inclusión. Como seguramente saben quienes leen este espacio, el tema me apasiona, enerva y disgusta, por lo que un cúmulo tal de emociones no podía mantenerme lejos por mucho rato de aquello. La plataforma en que el proyecto se llevó a cabo fue Radio Uc y la primera temporada resultó bastante intensa para nosotros, pues al ser absolutamente inexpertos (los conductores) en lo que se refiere a programas de conversación, tuvimos que aprender, llevarnos varios retos y trabajar durísimo. Finalmente, fuimos bastante bien evaluados y nos ganamos el derecho a realizar una segunda temporada. Esta vez, pretendemos darle a la temática un enfoque mucho más humano, abordándola desde las propias personas, ya lejos de las instituciones. Queremos ahondar en lo que hemos llamado lo “políticamente incorrecto” pues nos sigue pareciendo necesario resignificar el discurso típico que rodea este tema.
No contamos aún con todos los recursos de difusión que quisiéramos; tampoco con los recursos fácticos que nos gustaría, pero sí tenemos ganas y mucha convicción en la verdad de lo que transmitimos. Por lo mismo, es fundamental contar con su participación. Para ello, hemos habilitado un correo electrónico, un blog y prontamente haremos presencia en Facebook. Es imprescindible contar con ustedes, tanto en lo discursivo como en lo concreto, porque sólo con sus sugerencias, comentarios y aportes podremos enriquecer el proyecto y llegar a lugares que no planeábamos.
Ahora bien. Con el fin de ser claros, es preciso señalar que no somos un programa de entretención. Queremos golpear, generar incomodidad, si cabe, generar que se detengan y miren; que pongan atención a las esquinas de la realidad, por lo menos, para reflexionar, en función de una sociedad distinta.
Ahora salimos los jueves a las tres de la tarde, con repetición los miércoles a las ocho y treinta de la mañana. Las formas de escucharnos son las siguientes:
www.radiouc.cl
A través de la página de podcaster. Allí se pueden descargar los programas ya emitidos hasta el último.
www.podcaster.cl
Finalmente, para los más tradicionales, la radio normalita, en el 660 Am. Los jueves a las tres de la tarde y martes a las ocho y treinta de la mañana.
Nuestro correo, para quienes quieran escribirnos es
desdetodaslasesquinas@gmail.com
Eso sería, queridas y queridos. Un abrazo grande y nos vemos a la otra.

viernes, 2 de abril de 2010

Enguanacado

En varios momentos de mi vida y por motivos bien distintos, e amenazado a mi familia con ir a protestar a la plaza de Armas, al paseo Ahumada o a lugares afines. No obstante, las amenazas sólo quedaron en eso y nunca fui. Hoy, sin embargo, estoy mojado, apestando, con la piel ardiendo y con una cara de desconcierto digna de cualquier serie animada.
Todo comenzó ayer por la tarde, al salir del colegio. Quise hacer el recorrido a mi casa en forma rápida, porque tenía cosas que hacer. Por eso, ilusamente, tomé la micro hasta el metro Parque O’higgins, completamente ignorante de lo que sucedía.
Cuando por fin llegamos, bajé y todo el sueño que traía se evaporó como por ensalmo al sentir ese sonido conmovedor y aterrador que produce una turba gritando. Diré que no entendí nada y que en milésimas de segundos rogué porque no fuese ahí, tan cerca de mí.
Mala suerte … y la muchedumbre comenzó a acercarse, gritando y aplastando el temor que sentí en ese momento, para reemplazarlo por adrenalina y el mismo desconcierto. Así, en segundos me vi arrastrado por la turba, intentando gritar para hacerme oír y no olvidar mi necesidad de llegar al metro.
¡”Viene el guanaco! Esa simple frase acabó con mi tranquilidad y mi cara comenzó a deformarse, porque en ese mismo momento el aire se llenó del olor terrible que producen las bombas lacrimógenas y comenzaron las toses, las arcadas y más temor.
“Profe… siéntese aquí, venga!, ¡Tranquilo!” Era la voz de un alumno que, extrañamente, también estaba allí. No quiero pensar en lo que él imaginó al verme en ese lugar. No importó finalmente porque la amenaza del guanaco era real y tuvimos que subirnos a una grada de la calle, lo que no evitó que nos salpicara agua, que se nos irritara la piel y que el miedo se acrecentara, pensando en detenciones y gente arrastrada por el chorro tremendo.
Por fin, cuando la bestiecilla se alejó, volví a pedir ayuda para llegar al mettro y después de mucho rogar a los guardias, mucha buena onda de los chicos que estaban allí y un cambio bien jugoso de palabras entre ambos bandos, pude entrar.
Ahora tengo limón en todo el torso y una sonrisa. Después de todo, fue una curiosa experiencia.
Es todo por ahora, queridas y queridos. Vaya un abrazote para ustedes, que se nos vino abril y ojalá sea bueno.

sábado, 27 de marzo de 2010

Deuda

Deuda

Una vez, en un documental sobre la vida de Joaquín Sabina, me encontré con un torero que decía algo más o menos como esto:
Uno escribe cuando está triste, pues cuando estamos felices simplemente no hay tiempo ni ganas de hacerlo. La frase estaba dicha de forma mucho más poética y en un contexto mucho más tremendo, pero creo que en su núcleo es completamente cierta. Hoy, casi terminando marzo, se me aparece una deuda, que tiene que ver con hacerle justicia al buen tiempo por el que estoy transitando. Quiero recordar con cariño este mes cuando el peso del año se haga real, porque ha sido fantástico y completamente inesperado.
Vamos por parte. Una vez que retomé mis labores en el trabajo, lo hice con un montón de aprensiones en la cabeza. La propuesta con que partiría el año era completamente nueva y bien complicada, a decir verdad. Se trataba de cátedras compartidas, una metodología de enseñanza a la que estoy relativamente acostumbrado y que a mi juicio redunda en varias ventajas para los estudiantes, como mayor profundidad en los contenidos y mayor posibilidad de atención. En definitiva, contribuye a un proceso de enseñanza/aprendizaje mucho más dialógico y compartido, más aún en lenguaje, un área tan susceptible de poner en diálogo. No es ni mucho menos más fácil que trabajar sólo, ni requiere menos esfuerzo, como se cree en algunos lugares; se trata de adecuar los distintos estilos de enseñanza de los profesionales involucrados, afiatar las estrategias y planificar adecuada y coordinadamente. En mi caso puntual, creo que está resultando bastante bien, y aún cuando sea demasiado pronto para evaluar, creo que he tenido suerte, pues la profesional que me acompaña en el trabajo es generosa, hábil y ha desplegado todo lo necesario para hacer de la experiencia algo que nos nutra a ambos y, por consiguiente, a los propios estudiantes.
A mí me ha dado seguridad y no me siento menos profesor por compartir la tarea; todo lo contrario. Siento que hacemos educación en el sentido más estricto y que si la metodología realmente permite mayor aprendizaje, pues que dure y que sea imitada. La cuestión es que hoy, si he de aterrizarlo a lo cotidiano, me levanto contento a trabajar, sin la ansiedad anterior; que me resulta sencillo compartir las inquietudes con mi compañera y que sonrío mucho más. Creo que los estudiantes lo notan, creo que para ellos será bueno y espero que esta evaluación primera no varíe mucho de aquí a unos meses.

Las cosas en las otras pegas que realizo van estupendamente. La gente valora lo que hacemos y los nuevos proyectos se insinúan con aires esperanzadores.

Por otra parte, abía olvidado cosas que han sido recordadas por estos días, había guardado detalles, y hoy se levantan, ya no para lastimar. Camino despacio hacia la reconstrucción, y espero que el tiempo que duró la reparación haya sido suficiente. Creo que mirar hacia atrás aún me da miedo, creo que aún temo que todo se evapore con la facilidad con que se formó, pero creo que había razón en las frases que me sobrevolaron días atrás, que hablaban de no dar por perdida una batalla sin haberla peleado. Hay una nueva inversión, hay un capital que se ha generado. Es hora de cuidarlo, para que fructifique, y ya veremos cómo crece, si crece. Sólo espero no quedarme en blanca, sólo espero valorar lo bueno para mirar con claridad, con cariño, una vez que la cautela dé paso a la tranquilidad.

Son buenos tiempos por los que agradezco, más aún sabiendo que hay gente que se está armando despacio aún e intenta sanar de todo lo que ha pasado. Son tiempos tranquilos en que algunas personas han tenido un rol significante. Gracias por eso, por apoyar, por creer.
Un abrazo para todos y nos vemos a la otra.

martes, 2 de marzo de 2010

Chile a prueba

Es en las situaciones extremas donde el hombre muestra lo mejor y lo peor de si mismo y es también en esos momentos, cuando la pasta de la que estamos hechos se prueba.

Acabo de volver a casa; acabo de abrazar a los míos, intentando contener la emoción y la gratitud que me produce verlos bien; acabo de cruzar parte de la ciudad, sintiendo la angustia, el desconcierto y la incertidumbre que nos dejó el terremoto de hace algunas horas, pero poco a poco, tomo conciencia del tremendo dolor y la destrucción que ha dejado a lo largo de todo Chile.
Como hoy decía una animadora en los medios de comunicación, “cada uno tiene una historia que contar a este respecto”. Cada uno, seguramente, habrá visto remecida su existencia, y en su singularidad, habrá experimentado la fragilidad que nos constituye y que ante la fuerza de la naturaleza aparece de una forma descarnada.
¡Cómo no contraerse ante el nivel de desolación en que se han sumido ciudades y pueblos chilenos!; ¡cómo no guardar silencio ante la destrucción que ha dejado la naturaleza, baluarte caprichoso de nuestra nación!. Y es que al ver la angustia de aquellos que ignoran el estado de sus familiares y el dolor e impotencia de quienes lo han perdido todo, el lenguaje se hace inútil, el consuelo se vuelve mezquino y la propia humanidad se conmueve, porque las intenciones no alcanzan para ir en ayuda de tantos que sufren en estas horas.
Hoy los esfuerzos de los medios de comunicación están concentrados en llevar a todo Chile y al resto del mundo la magnitud de la tragedia, con el fin de informar, sensibilizar, dar cuenta de las ayudas que se están generando e incluso, constituirse como una forma para facilitar que las personas sepan sobre sus familiares en las localidades más golpeadas.
La comunidad internacional ha respondido también al llamado y diversos países como Brasil, Perú, EEUU y la Unión europea entre otros, ya han enviado ayuda en dinero y bienes básicos.
Dos millones de damnificados es una cifra muy difícil de imaginar. Son manos que con esfuerzo y trabajo levantan la nación a lo largo de sus vidas. Hoy necesitan ayuda y claman por la eficacia de las medidas que despliegan las autoridades. Son familias completas que ante el dolor y la impotencia, hoy hacen honor a la hidalguía de la que tanto nos ufanamos como pueblo.
Es preciso que respondamos a esa muestra de valor, que atendamos este llamado, a través de los múltiples canales en los que se puede ayudar, porque finalmente, es esto lo que nos engrandece hoy como país. Se anuncia gran cruzada solidaria. Ojalá todos podamos, en la medida de lo posible, colaborar con lo que esté a nuestro alcance.
Hay una situación, sin embargo, de la que no puedo dejar de hablar, porque me avergüenza, indigna y cuestiona, todo a una vez. Mientras la gente intenta sobrevivir, aguantando el frío, el hambre y toda la gama de miserias que una desgracia como ésta implica, mientras carabineros, militares, periodistas y civiles intentan ir en ayuda de quienes más lo necesitan, hay pequeños grupos que se han dedicado a saquear centros comerciales, no con el fin de abastecerse de insumos básicos, sino para proveerse de electrodomésticos, y materiales completamente innecesarios para este tiempo tan complejo. No sólo roban, provocan que las personas encargadas de llevar ayuda pierdan tiempo y energías en contenerlos, generan caos y un clima de pánico e inseguridad.
Comprendo la desesperación que produce estar sin alimentos básicos cuando hay niños en casa; comprendo también que muchas veces, se justifica recurrir a cualquier medio para sobrevivir, aunque ello implique robar bienes imprescindibles, pero no logro entender el grado de deshumanización que propicia situaciones como el incendio de un centro comercial, con el consiguiente gasto de agua y esfuerzos, totalmente útiles en otros frentes, para conseguir televisores de plasma, bicicletas o zapatillas de marca. Además del rigor de la ley, me gustaría pedir el repudio popular, para no relativizar lo que no se puede, para no justificar aquello que no apunta al bien común, porque son estas cosas las que ensucian nuestra imagen ante el mundo y socavan nuestras fuerzas para levantarnos

No puedo dejar de pensar en una imagen que ha dado la vuelta al mundo, en la que un pescador, tras el terremoto y tsunami que destruyó su casa, vuelve a buscar algo que rescatar de los escombros. Allí, manchada de barro y cubierta por las ruinas, estaba la bandera Chilena. Emocionado, pudo desplegarla y eso es lo que importa; pudo ondear otra vez, como sé que sucederá. Confío en el valor y esfuerzo del pueblo Chileno, porque vamos a levantarnos. Vamos a salir adelante, porque entre el dolor y la tragedia, aún pueden oírse voces de hombres y mujeres que agradecen por estar vivos, por “tener sus manos buenas para trabajar todavía”.
Creo firmemente que estas cosas, el esfuerzo, el valor y el apoyo entre todos son los elementos que acabarán por limpiar la cara de nuestra estrella y contribuirán a devolverle la sonrisa y el sentido de vivir a quienes hoy sienten que ha desaparecido, arrastrado por la naturaleza.
Antes de irme, quisiera consignar ciertas formas en que podemos canalizar la ayuda:
El hogar de Cristo, parroquias de la iglesia Católica, el campus San Joaquín de la universidad Católica, La oficina Nacional de Emergencia, la Cruz roja, entre otras, están recibiendo ayudas. Tanto en insumos básicos (alimentos no perecibles) como voluntarios, en el caso de la Cruz roja.
Un abrazo grande para todos, principalmente a quienes más lo necesitan hoy.
Yo estoy sin Internet, pero imagino que pronto esto se solucionará.

Pd: Aquí dejo una lista de posibilidades de ayudar, proporcionada en facebook por una profesora amiga.
DONACIONES:
Respecto a las donaciones hay cuatro instituciones que las están recibiendo:
1. Un Techo para Chile:
• Tarjeta de Crédito: www.untechoparachile.cl
• Teléfono: 188 600 600 2010 – 8387318
• Transferencia Electrónica: Cuenta Nº 399409-0 del Banco Santander a nombre de Fundación Un Techo para Chile, Rut: 65.533.130-1.
2. Caritas Chile:
• Puedes depositar en la cuenta corriente Cuenta Nº 0-082-18-00080-1 del
Banco Santander, el R.U.T. de CARITAS CHILE es 70.020.800-1
http://www.caritaschile.org/portal/information/comoAyudar.php
3. Cruz Roja:
• Cuenta Corriente habilitada en Chile: Banco Estado, Cuenta corriente Nº
362883, Cruz Roja Chilena, Rut: 70.512.100-1, e-mail: finanzas@cruzroja.cl

http://www.cruzroja.cl/noticias/noticia_413.php
4. Hogar de Cristo:
• Banco BBVA, Nombre Titular: Fundación de Beneficencia Hogar de
Cristo, Cuenta Corriente Nº: 0036-0100586041, Mail:
hcristo@hogardecristo.cl, RUT: N° 81.496.800-6.

http://www.hogardecristo.cl/index.php/colabora-con-nosotros/
donaciones/dinero/

Respecto a recolección de alimentos,
1. Caritas Chile sólo recibirán los siguientes alimentos no perecibles: arroz,
leche en polvo, fideos y aceite. No se recibirá vestuario, medicamentos y
alimentos perecibles. Estos alimentos se están recibiendo en:
• Gimnasio Colegio Isabel la Católica, Ricardo Lyon 2855 (entre Sucre y
Hernán Cortés).
• Gimnasio Colegio Sagrados Corazones de Alameda, Alameda Bernardo
O Higgins 2062, Santiago.
• Gimnasio Colegio Seminario Pontificio Menor, ubicado en Padre
Errázuriz 7001, Las Condes.
2. Hogar de Cristo está solicitando: alimentos no perecibles, frazadas,
pañales desechables, carbón. Existen varios puntos de recolección en la
Región Metropolitana y en todas las sedes del país. Los principales puntos
de recolección en Santiago son: la bodega central (Jotabeche 869, Estación
Central), el colegio San Ignacio del Bosque (Av. Pocuro 2801, Providencia) y
el colegio San Juan Evangelista (Martín de Zamora 3695, Las Condes). Los
lugares a nivel nacional donde se pueden dejar donaciones se pueden ver en:
http://www.hogardecristo.cl/index.php/colabora-con-nosotros/ayuda-a-lasvictimas-
del-terremoto/. Para consultas sobre donaciones pueden llamar al
teléfono nacional 600 570 8000.
3. Cruz Roja solo está recepcionando artículos de aseo (jabón, shampoo,
desodorante, pasta dental, cepillo de dientes, papel higiénico), frazadas
nuevas y pañales pueden ser enviados a la a su bodega ubicada en Seminario
973, Providencia, a Independencia 339, y las filiales de Cruz Roja en todo el
país.
4. La Sociedad Protectora de la Infancia está con problemas en sus centros
que están ubicados en Hualpén y Talcahuano. Para esto solicitan con urgencia
donaciones de elementos de higiene y de limpieza, leche, pañales, agua
embotellada, toallitas húmedas y alimentos no perecibles. Para recibir esta
ayuda tienen dos direcciones: Puente Alto: Av. Concha y Toro 1898 - Paradero
341/2 de Puente Alto (metro protectora de la infancia) y Escuela Militar: Evaristo
Lillo 78, oficina 32.
Si no pueden hacer llegar donación en especies, se puede hacer un depósito
a la cuenta: Nº 185-01093-08 del Banco Chile, Rut: 70.012.450-9, a nombre de
Sociedad de Asistencia y Capacitación Protectora de la Infancia.
Si necesitan mas información el mail de contacto es contacto@protectora.cl o al
teléfono 484 8820.
5. Corporación de Defensa de la Flora y Fauna (CODEFF) necesita
transporte para enviar ayuda material a sus sedes de Talca (Región del Maule) y
Concepción (Región del Bío Bío). Contacto: Loreto Matthews, Secretaria General,
fono 7772534.
6. Aldeas Infantiles SOS requiere con urgencia un generador eléctrico para
hogar de 110 niños y niñas en Concepción (Región del Bío-Bío). Contacto:
Tatiana Albuja, encargada comercial, fono 3350875.
7. El Ejercito de Salvación está solicitando agua, alimentos no perecibles,
pañales, ropa y frazadas. La dirección para ir a dejar estos productos es
Agustinas 3020, Santiago-Centro. El teléfono de contacto es el 6814992.

VOLUNTARIADO:
• Si quisieran realizar trabajo voluntario, los universitarios pueden acudir
a las federaciones estudiantiles como la de la Universidad de Chile y la de la Universidad de Santiago que están inscribiendo personas interesadas en
ayudar. La FECH recibe interesadas e interesados de todas las universidades
(www.fech.cl); la FEUSACH invita a los estudiantes de esa misma casa de
estudios (pablo_moyano@usach.cl).
• Por otra parte, la Fundación Gesta (fundaciongesta@fundaciongesta.cl)
y Fundación El Amor de Dios (psoto@fundacionelamordedios.cl) reciben
interesados e interesadas. La Fundación Trascender recibe a profesionales
interesados en ayudar (info@fundaciontrascender.cl).
• World Vision Chile, organización internacional especialista en ayuda
humanitaria y respuesta a la emergencia, esta proyectando instalar en las
regiones Metropolitana, VIII y IX, centros de atención y acogida, para entregar
apoyo y asistencia en medio de la crisis, es por esto que se requieren con
urgencia voluntarios de las regiones antes mencionadas o que estén
dispuestos a viajar e instalarse en las regiones que se les designen. Los
voluntarios pueden ser profesionales o estudiantes de los últimos años de las
siguientes carreras:
- Psicología
- Trabajadores o Asistentes Sociales
- Educadoras de Párvulos
- Arquitectos
- Enfermeras
Para consultas puedes llamar a 2225930, y comunicarte con Bernardita
Maass.
• Fundación América Solidaria invita a profesionales con experiencia en
acciones de voluntariado a inscribirse en dispositivos de ayuda en la zona
afectada. Contacto: Waleska Ureta, coordinadora, fono 6970085.
• Fundación Trascender necesita profesionales del área de la construcción,
salud, psicología y veterinaria para operativos de ayuda a los afectados del
terremoto. Contacto: Joceline Meléndez, coordinadora, fono 3468545.
• El Ejército de Salvación necesita voluntarios. Para mayor información
mandar mail a abrazandoachile@hotmail.com o llamar al 6814992.
• La Cruz Roja, Un Techo para Chile y Hogar de Cristo no están
haciendo llamado de voluntarios debido a la alta convocatoria
espontánea en estos días.

Esbueno, de todos modos, que pregunten, pues las listas se actualizan, colapsan etc.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Un cuarto de siglo.

“Vamos remus, que se viene la crisis de los 25 (…) a mí me dio re fuerte!”

Un cumpleaños… día de saludos… llamados telefónicos, buenos deseos y cosas por las que agradecer.
Cuando me levanté ayer en la mañana, lo primero que hice fue tomar mi celular, como un niño, a la espera de que mis amigos recordaran la fecha. Es que cuando uno ha nacido en febrero, es re poca gente la que puede llamar desde las playas, campos o lugares paradisíacos y es menos aún la que lo recuerda. No me quejo, pero… vamos, negaría que no me hace ilusión que esta vez sea diferente y me partiría un rayo por mentiroso.
Aaaah, pero loado Facebook… nos ha quitado la excusa de la pérdida de memoria y facilitado una hermosa posibilidad para hacer sentir alegría por que se cumpla un año más de compartir con quienes queremos. Mis amigos y familia respondieron de las dos formas y recibí varias sorpresas.
Gracias queridas y queridos. Sonreír es un acto vital, lleno de sentido para mí, en estos tiempos. A lo largo de este día, con sus llamados, saludos y buenos deseos, me han sacado constantemente sonrisas sinceras.
Gracias por eso y por formar parte de mi vida. Las y los quiero.
No tengo idea si la dichosa crisis de los 25 me afectará; seguramente, con lo emocional y sugestivo que soy, estaré lloriqueándola, pero de momento, agradezco por un nuevo año, por una nueva posibilidad para aprender, mejorar y responder de una forma más honesta a mis fragilidades.
Estos días, en mis noches de chateo, feisbuqeo y escritura, escuché una canción que me encantó. Quiero compartirla con ustedes y aclarar, que aún cuando el contexto de ésta no sea el mismo en mi caso, siempre cumplir años es una potencial forma para empezar a vivir como queremos, como no siempre podemos y como eventualmente merecemos.
Un abrazo tremendo para todos.

http://www.youtube.com/watch?v=raf1xdL4OIE

miércoles, 10 de febrero de 2010

Para difundir

Queridas y queridos. Me han pedido que difunda esto. Ojalá sirva para todos los que lean y le facilitemos la vida a estos ciegos afortunados, que cuentan con unos fieles compañeros.
Como verán, eso sí, el instructivo deja ver varias irregularidades que como sociedad tenemos hacia ello. Miren y cuéntenme. Cariños y ya les contaré de mí, jaja porque toy ahí nomás.
Abrazos.

¿SABES QUÉ HACER CUANDO TE ENCUENTRES CON UN PERRO GUÍA DE CIEGOS?

Hola, Soy un Perro Guía y quiero contarte como debes actuar cuando te encuentres conmigo en compañía de mi amo ciego.
• Yo, como Perro Guía soy un perro de trabajo. No constituyo una mascota, no soy un perro de exhibición.
• Mi comportamiento y trato es totalmente diferente, y debo ser respetado en mi función de guía y fiel compañero de mi amo ciego.
• Por favor, no me toques o acaricies cuando me encuentre trabajando, es decir, con arnés, esto significa distraerme de mi misión.
• No intentes darme órdenes ni llames mi atención con sonidos, pues eso puede crearme una confusión y puede distraerme de mi trabajo.
• Lo más adecuado es ignorarme: así efectuaré mi trabajo perfecto.
• No sientas temor hacia un Perro Guía como yo: nunca te haría daño.
• Si tienes un perro, por favor contrólalo, evitando que pueda producir un accidente cuando pasa junto a mí en compañía de mi amo ciego.
• No me ofrezcas golosinas o alimentos: mi dueño ciego se encarga con esmero de mi alimentación de manera responsable y con cariño. Estoy bien alimentado, y tengo un horario predefinido para ir a comer.
• Por favor no dejes basura ni alimentos tirados en el suelo, pues estos pueden distraerme e incluso crearme problemas estomacales si los digiero.
• Cuando te dirijas a una persona ciega que se acompaña por un Perro Guía como yo, háblale directamente a la persona, y no a mí.
• Si un ciego con Perro Guía se encuentra en necesidad de ayuda, lo solicitará, cuando esto suceda,acércate por el lado derecho, de modo que yo quede a la izquierda.
• Pregunta si necesita asistencia: si acepta, me ordenará que te siga o te pedirá que le ofrezcas tu codo izquierdo, ó el (ella) lo tomará y me hará una seña para indicarme que estoy temporalmente fuera de trabajo.
• Si un ciego con Perro Guía pregunta direcciones, dale indicaciones claras del sentido en que debe girar o seguir para ubicar el lugar al cual se dirige. (sin deícticos)
• No corras o tomes el brazo de una persona ciega en mi compañía sin antes hablarle.
• Nunca toques mi arnés solo es para mi amo ciego, a quien acompaño.
• Los Perros Guía tenemos lugares y horarios predeterminados para evacuar nuestros esfínteres.
• Yo, como Perro Guía estoy habituado a viajar en todo medio de transporte echado a los pies de mi amo ciego sin causar molestias a los pasajeros, trátese de viajes dentro o fuera de la ciudad o fuera del país.
• Yo, en virtud de mi riguroso entrenamiento, estoy habituado y capacitado junto a mi amo para acceder y permanecer en todo tipo de establecimientos, tanto de salud como centros comerciales, restaurantes u otros locales: supermercados, cafeterías, cines, teatros, centros de estudio o trabajo, etc., sin causar alteración al normal funcionamiento de los mismos ni molestias al personal o al publico.
• En el lugar de trabajo, un usuario de Perro Guía se encuentra capacitado para ejercer sus funciones conmigo a su lado. En ningún momento un Perro Guía deberá vagar a su capricho por el recinto, acorde al entrenamiento recibido.
• Los Perros Guía tenemos derecho a libre acceso, igual que nuestros amos, a todos los lugares públicos.

Por favor, colabora en la difusión de este mensaje por todo el mundo.
¡TE LO AGRADECEREMOS TODOS!

Sí, ciertamente lo agradeceremos y ya ven....no soy el único que reclama cuando nos pasa que nos acercamos a preguntar por una dirección y nos dicen:
"Sí, siga por ahí y después cuando llegue allá, doble para allá".
Vamos, que el lenguaje es una maravilla recursiva y le podemos sacar mucho más partido.
En fin, ya habrá tiempo de ablar de topiedades. De momento, difundan esto, por favor.
Cariños para todos.

viernes, 29 de enero de 2010

"La pequeña gigante" y una breve reflexión

“Y pensar que algunos guerrilleros y políticos no creían en una revolución que se hiciese sin armas”

Estoy feliz, realmente feliz y emocionado por la llegada a Chile de “la pequeña gigante. Mientras leía sobre la fantasía que esta vez nos presenta la compañía Royal de Luxe, no podía dejar de sonreír por la tremenda capacidad que han tenido para llevar a una altísima expresión el teatro callejero. Han viajado por el mundo, entregando espectáculos acordes a los lugares que visitan, haciendo vibrar a niños y padres, que se creen todo, investigan, escriben y disfrutan la ilusión, gratuita y de calidad. Ésta es la segunda vez que “La pequeña gigante” pisa nuestras tierras. El 2007 fue su aventura con el rinoceronte; la niña debió atraparlo para evitar que en su confusión y miedo de la ciudad provocara más destrozos. En esa ocasión, más de 700000 personas acompañaron a la pequeña de cinco metros en su paso por la ciudad y celebraron el éxito de su misión.
Esta vez, la aparición repentina de un geiser en pleno centro de Santiago marcó el comienzo de la nueva aventura. La tierra misma da la bienvenida a la niña, que vendrá nada más y nada menos que a encontrarse con su tío, el “señor Escafandra” un buzo casi dos veces más alto que su sobrina.
Aunque hay mucha información en la red, imagino que el secreto de la ilusión no se rebelará hasta el final; de momento, se sabe que la pequeña recorrerá las calles en un barco, que enfrentará tempestades y que finalmente se reunirá con su tío, en lo que me imagino será un emotivo y masivísimo espectáculo, con un montón de sorpresas.
¡Dios! Pero es que Santiago se ha revolucionado con este enorme montaje, sin importar el calor y las muchedumbres. La gente sale de sus casas para saludar a la niña, lleva a sus hijos, se organizan programas especiales en los medios de comunicación, etc.
Me encanta la historia, pero más me encanta lo que produce. El esfuerzo tremendo de quienes ponen en marcha este montaje, tiene contestación en la gigantesca respuesta de la gente, en el tremendo cariño que despliega Chile y en el hermoso momento que nos permiten vivir como país, porque sí, incluso de regiones han venido a verla. realmente, una revolución sin armas, como dijo un amigo.
“¿Pero remus, no debe ser muy entretenida para ti, cómo la vas a ver?”
Cuando uno es un topillo, no puede gozar positivamente de ciertas maravillas de la vida. Por este motivo, algunos constituyentes de la realidad parecen relegarse a una zona oscura y restringida, cuya única posibilidad de apertura y oxigenación es el lenguaje. Caben en esta zona, ciertos fenómenos naturales, el lenguaje corporal, ciertas expresiones artísticas y el lenguaje visual en general.
Los topillos somos también seres lingüísticos y en este sentido, la interacción que tenemos con dichos componentes de la realidad es mayor de la que comúnmente se cree. Nos movemos entre ideas, percepciones que se completan con el devenir y el contacto con otros. Así, “vemos películas” “vemos el arte” “nos vemos a lo largo de la vida” etc.
Hay quienes sostienen que utilizar el verbo “Ver” en un topillo es, digamos, ¡Raro? ¡Gracioso? ¡Irónico? A mí me parece extraordinariamente normal y me parece mucho más alienado cuando se oyen frases como:
“Vamos a escuchar esa película?” “OK, nos estamos escuchando entonces”.
Bla. Es una falacia que por el hecho de ser topos, no podamos referirnos como todos a todo. Sabemos y vemos, quizá más lento y con ojos un poquito prestados, pero vemos igual. Huuy, casi me da escalofríos todas las connotaciones románticas que esto puede despertar, pero nada tiene que ver con “los ojos del alma” sin desmerecer esa teoría. Me refiero a algo estrictamente lingüístico y social.
Accedemos con ustedes y por ustedes a la realidad, porque, hey, no somos un mundo aparte. Hoy, yo disfruto el espectáculo, tal como todos. Me asustan las multitudes, pero quizá incluso vaya a verla, imaginen me dejen tocarla… ¡Qué lindo sería! Aunque, por favor, sin medios, que la imagen de un topillo que "por encima de su discapacidad puede acceder a esta bella muestra de arte” es muuuy tentadora.
Na… quería compartir con ustedes mi felicidad y emoción por todo esto. Ojalá podamos todos disfrutar de este espectáculo, pero vamos, si salen, no olviden su bloqueador solar, su botella de agua y su experiencia, para que me puedan contar.
Un abrazo para todos.

martes, 12 de enero de 2010

¡A correr a correr!

Estos días han sido una especie de antesala de mis anheladas vacaciones, no porque no haya nada que hacer, sino porque éstas se han tomado mi pensamiento y se hacen presente a cada rato, desconcentrándome y haciéndome pensar en largas caminatas, piscinas, tardes de lectura en el pasto y cosas de ese estilo.
Así ha pasado la semana, entre debates electorales, cumpleaños de un amigo y lectura no muy entretenida. Lo pasamos re bien en el cumple y espero que para él haya sido un bonito momento, al margen de todo lo que algunos estén pasando. Uno se equivoca, pero la gran maravilla de este asunto es que uno puede arrepentirse, modificar el presente, perdonar con el tiempo e incluso echar pie atrás si es necesario. Yo los quiero mucho y al margen de lo que me toca, me interesa que sepan de mi presencia, para lo que sea preciso. Ese día, escuchamos una canción que los tocó bastante. A mí me produjo también cosas, por lo que la pongo aquí, con cariño para ellos, si leen. Va a pasar, amigos, estoy seguro de ello. Para bien o para mal, va a pasar.
http://www.youtube.com/watch?v=9RBFgg_k2Uo
Así las cosas y yo, quizá por exceso de fiquis romanticones o por causa de cierto detalle que me tiene un poco estúpido, he incurrido en una práctica nada usual en mi estilo de vida.
“Hermano, cada vez estás más redondo” (…) Ay… no comas tanto!”
Ésas son frases que me están persiguiendo y que aún cuando me hacen reír, evitan que disfrute los placeres culinarios de esta época, mentira, pero igual. La cosa es que ayer, mientras terminaba de corregir un trabajo, llegaron mis primas con una insólita invitación: “¿Vamos a trotar?”
Me dio mucha risa escuchar eso al principio, pero como es natural, acepté, pensando en protagonistas de fiquis y en que tenía todos mis asuntos en regla, por si me moría de un infarto. (“seguro, remus?)
Salimos pues, como todo un equipo de atletas, acostumbrados a esto y… Jaja, fue absurdamente breve lo que duraron mis expectativas Fiqueras, mi energía y… ¡mi dignidad!.
No aguanté mucho y tuve que optar por mi ritmo ligero de caminar. “Bueno… ésta es sólo la primera vez, yo cuando…” Nada pudo consolar mi maltrecha moral.
Habrán otras, imagino, pero definitivamente, tendré que conformarme con la ficción, pues para encarnar a atléticos personajes que lo pasan estupendamente corriendo por parques, flirtean y corren, viven aventuras y corren, andan en bici y corren, definitivamente no estoy. Dejémosle a la ficción lo que es de la ficción y disfrutemos estos días estupendos de veranito.
Es todo por ahora. Imagino que los siguientes posts se vienen serios, pero bla. Vaya de momento un abrazo para todos y nos veremos a la otra.
La canción de más abajo me encanta y para el lector avisado, seguramente tendrá otro sentido.

http://www.youtube.com/watch?v=QbAZiVRG6h0

lunes, 4 de enero de 2010

Mochileros de la vida

¡Qué loco! Es el primer post del 2010 y me gustaría comenzar con ¡una locura máxima! Todo empezó después del año nuevo, que valga decir estuvo espectacular, cuando decidí ir a ayudar a una amiga con su examen de grado. Los hados dispusieron la muerte temporal de su compu y nos vimos imposibilitados de trabajar.
Diablos, me decía yo, sin siquiera imaginar que de pronto todo se iba a precipitar por el abismo de lo incierto.
“vámonos a la playa, Remus”. Fue todo, porque mi ansiedad se transformó en locura y accedí rápidamente, incluso considerando que no tenía ropa, que nadie sabía y que era un perfecto galimatías todo eso.
Después se sumó la tercera integrante y nos largamos al litoral, sin ningún rumbo, sin certeza de alojamiento, pero con una tremenda sonrisa en la cara. Sonrisa que se trocó en desesperación y dolor de pies cuando no podíamos encontrar un lugar para comer, dado el inmenso flujo de gente que había llegado de Santiago.
Caminamos mucho, soportando incluso que un tipo asqueroso nos eructara, para hacer una gracia simiesca , me imagino. Finalmente, tras “llorar” un poco, y golpear puertas, tal como ciertos personajes famosos de estas festividades, encontramos un lugar en que una mujer se apiadó y nos cedió su living, su tele y tres colchones. Jeje, realmente, ¡a toda raja! ¡ojalá este verano sea de lo mejor para ella y su negocio, por buena gente. Si hasta desayuno nos dio… quizá, digo yo, porque se dio cuenta de que éramos unos mochileros de la vida.
El otro día fue bañarse, comer y reírse de tonterías como hablar en “ la Mozambicano, con Nikoleta, Shakyra Tashatirra y yo, que ya no me acuerdo como me llamaba”.
Buscar alojamiento ese día fue otra odisea, pero con agüita mineral y unas buenas canciones, la caminata se hizo bien piola. Finalmente, llegamos a un hotel, en el límite de San Sebastián y Costa azul, donde nos recibieron felices y nos atendieron re bien.
La noche final fue cantar con un guitarrista curioso que conocimos, unas cervezas tan heladas como el frío aire de mar y unos perros gigantes hermosos, cuyo aroma tiene aún a mi perro con serias intenciones de montarme.
El viaje estuvo excelente y me hizo pensar en lo entretenido que es hacer las cosas improvisadamente a veces. Mis compañeras de viaje, aperradísimas, valientes y confiables; nada, como para repetir.
Por último, no sé qué onda este año, pero hoy en la tarde me junté con una amiga que no veía hace mucho tiempo y me invitó a la famosísima Piojera, donde abusé un poco de la gastronomía Chilensis y ahora lo estoy pagando, remecido por los postreros embates de un “terremoto”.
Eso sería, mis queridas y queridos. Saludos a quienes leen y nos veremos a la otra.