domingo, 26 de septiembre de 2010

Por el derecho universal de leer

Siempre me ha gustado mirar libros; preguntar títulos; disfrutar de su textura y olor a nuevo o viejo e incluso comprar uno que otro volumen para pedir que lo graben o digitalicen. Generalmente, escucho con resignación las preguntas sorprendidas de los libreros y vendedores, alusivas al “¿cómo lee?” pero siempre que puedo, los interrogo a mi vez, sobre la oferta de audiolibros, o utópicamente, sobre la presencia en sus escaparates de algo en Braille. La respuesta es invariablemente la misma, pero no lo suficientemente fuerte como para desanimarme.
Fiel a mi costumbre, quise acompañar a Rodrigo (Wiry) a la “expolibros” evento del Plaza Vespucio, cuyo anuncio me distrajo del fuerte sabor de la comida japonesa que “disfrutábamos”.
¿”Hagamos un experimento social?” fueron las palabras de Wiry, siempre tan dispuesto a vincularse desde lo cognitivo con su entorno. Obviamente, yo acepté, pues prendo con agua cuando se trata de esas cosas; La idea consistía en que iríamos por todos los puestos preguntando si tenían algún material para personas ciegas, ya fueran audiolibros, material en relieve o bien, algo en Braille.
Ignoro cuáles eran las expectativas de Wiry; ignoro también el motivo por el que la idea de que se tratara de una exposición bullada me esperanzaba ilusamente, pero la cosa es que partimos, sin desanimarnos cuando la primera persona nos dijo “nooo” con esa “oo” medio compasiva, medio divertida que me pone la piel de gallina y dibuja una sonrisa suave en mi cara.
“no, lo siento” “puucha, noo” “nooo… jaja, no tenemos nada de eso” “mmhh nooo” fueron las respuestas en puntos de venta de editoriales tan famosas como universitaria, Contrapunto, TXT, Norma, entre otras. El único punto brilloso entre comillas fue la respuesta del Fondo de lectura, que aseguró tener una colección para Disminuidos visuales, lo que ya es algo.
Finalmente, tras el último lugar consultado, caminamos hacia el colectivo, sin decir mucho, salvo lo que se dice siempre. Que era obvio; que no somos un público rentable; que por eso mismo los eventos como estos no nos incluían; que no importaba.
Lo cierto es que sí importa y lo reiterativo de la situación no lo hace más fácil. Ciertamente no somos rentables; ciertamente no somos un gran eslabón en el polisistema, pero sí deberíamos poder elegir. Wiry decía que Chile no es un país lector, pero el sector mayoritario puede elegir, no por las políticas públicas, claro, pero sí porque el formato no es obstáculo. Creo que por eso duele. A nosotros no nos dejan elegir y no quiero sonar patéticamente dolorido, pero sí recalcar que esto atenta contra el mismo principio del polisistema en que nos encontramos. ¿Libertad? ¿Miles de posibilidades? ¿Un mercado que se ajusta al consumidor?
Yo digo bla y llamo a abrir también el mercado editorial para el audiolibro, y a pensar además que la vista no es el único medio para leer, pues hay personas que, al margen de la limitación física, lo hacemos con otros recursos.
Estoy conciente de que se trataba de una iniciativa que incluía editoriales de mediana envergadura y me da una esperanza, para seguir acudiendo, seguir insistiendo, porque la excusa del costo en transcripciones al braille quedó pequeña; porque sigo pensando en un futuro distinto en que los ciegos podamos llegar a las librerías, mirar,/escuchar, cotizar, leer un poquito, disfrutar, como lo podrían hacer todos, si quisieran.

Estaba algo ahogado y por eso quise compartir esto con ustedes.
Espero que sus fiestas patrias hayan estado buenas, que hayan hecho todo lo que querían y bla.
Por mi parte, estoy lleno de correcciones, pero bien contento. Les mando un tremendo abrazo y nos veremos a la otra.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Fiestas patrias

¡Vaale! Sé que reiteradamente había prometido no callar por demasiado tiempo; también sé que había mencionado mi interés de comentar los sucesos significativos. Pero lo cierto es que la pega ha dicho otra cosa y con suerte tengo rato para dormir como Dios manda.
Lo cierto es que son bonitos tiempos, con esto del bicentenario y las fiestas patrias. La gente anda toda feliz, endieciochada y con ganas de comer cosas ricas. Parecen haberse tomado muy en serio el asunto de los doscientos años y celebran y celebran. Yo hasta aguinaldo recibí, no como me hubiera gustado, pero bueh, que “doscientos años no se cumplen todos los días”.

Estas son fiestas que me gustan mucho, como creo que alguna vez comenté. Me encanta la música folclórica, la comida chilena, los intentos de bailar cueca que realizan mis parientes y quizá más que todo eso, la buena onda que tiene la gente en todas partes. Afortunadamente, tuvimos vacaciones en el colegio y eso me ha permitido descansar, pero también pensar. Le he dado vuelta a varias cosas, pero no sé si sea pertinente detallarlo demasiado. Básicamente, cuestionamientos sobre el sistema de vida que llevamos, el tiempo de calidad, las proyecciones de futuro, la toma de decisiones, etc. No es alegre la reflexión, pero necesaria, supongo. Habrá tiempo para hablar de ello, no oscurezcamos estas fiestas.

Por estos días, me siento muy conectado con “La tierra” en ese sentido natural y primero, que se traduce en caminar por parques, comer frutas, sentarme a tomar el aire que anuncia la primavera y compadezco profundamente a los alérgicos, que ya están padeciendo por estas épocas.
Ahora mismo hay movimiento en mi casa. Preparan empanadas, encienden fuego para el asado y suena Santiago del nuevo extremo con “a mi ciudad”. No puedo evitar sonreír y agradecer. Mi familia goza con esta fiesta y aunque mi hermana está lejos, sé que buscará un lugar donde comer algo típico o bailar un poco.

Realmente espero que disfruten estas largas fiestas; que bailen, canten, coman, tomen lo necesario, se rían mucho y junten la energía necesaria para terminar el año. Desde acá un tremendo abrazo especialmente a los mineros atrapados, a los comuneros mapuches y a los compatriotas que no están en Chile para estas fiestas. ¡Mucha mucha energía!

A quienes visitan regularmente este pequeño rincón, intentaré escribir con menos espacio entre posts, pero más breves.