sábado, 4 de julio de 2009

una película y un final

Lo rico de estos días un poco fríos, es que mi cuerpo se pone exigente y tengo que quedarme más horas acostado, con mucho calorcito e ideas para pasar el tiempo. Esta mañana, gracias a la buena onda de un amigo, pude ver una película que hace rato me tenía curioso. Se trata de “La niebla” o “the Mist” basada en un cuento homónimo de Stephen King. Es una película bastante nueva, para los parámetros de desfase con que yo las veo.
Normalmente, habría elegido para ello la noche y un grupo de amigos, pero la verdad es que con suerte he podido quedarme lo justo para leer y conversar un poco en la noche, porque no doy mucho por estos días; con respecto a los amigos, no sé si a ellos les habría gustado una película como esa.
Es una historia bien apocalíptica, con todos los elementos típicos del género, pero con el sello inconfundible del rey, porque el terror plausible de las horrendas criaturas que merodean y atacan a las personas, comulga perfectamente con el claustrofóbico ambiente en el supermercado, con las personalidades desbordadas de los personajes y el incesante parloteo profético-fanático de uno de ellos , elemento que contribuye mucho a aumentar la sensación de intranquilidad. Con todo, es el final lo que más golpea, porque al margen de que se aleje un poco del libro mismo, logra dar el efecto final a la película y al menos en mi lectura personal, fue el golpe de gracia que me dejó la actual sensación de angustia.
A mí el cuento me gustó mucho y su final esperanzador me había sabido bien en el momento que lo leí. Sin embargo, justifico plenamente la variación de la película, así como todos los cambios que se le hicieron. Una buena adaptación a mi juicio, con una música muy acorde y con los detalles justos.
Sin embargo, han pasado más cosas y quizá una de las más importantes es que hemos dado término oficial al taller de Braille, instancia de la que ya he hablado en este espacio. Fue una bonita sesión final, mejor de lo que yo mismo esperaba, a decir verdad, y es que este semestre ha sido menos sencillo que otros realizar el taller, básicamente, porque hemos estado algo agobiados con pegas y no hemos tenido todo el tiempo necesario. Con todo, hay muchas cosas positivas que rescatar, como la excelente disposición que mostraron los alumnos, el trabajo siempre comprometido y cariñoso del equipo y, obviamente, los miembros nuevos que se incorporarán a él. Creo que a nivel de inclusión, hicimos lo que pudimos; obviamente, nos habría gustado ser más hábiles, pero también para nosotros esto es un aprendizaje cada vez y ésta experiencia de taller , aún más. Nos quedamos con un sabor agradable, de fuerza, ganas de trabajar más y casi casi de misión cumplida.
Hay harto que mejorar, pero mucho también por lo que alegrarse. Mil gracias a los que lo hicieron posible e invitados están desde hoy para el próximo. OK, eso de momento, un abrazo grande a los que leen esto y nos estamos viendo.

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