viernes, 27 de noviembre de 2009

Procesos finitos

Ha sido una semana un poco horrible, básicamente, porque se echó a perder mi computador, se me juntaron mil cosas de pega y porque mi propio sentido del humor y la tranquilidad se ha ido a buena parte. Obviamente, la cosa de Albus Tomás no es importante por si misma, pues son sus implicancias las que lo terminan por joder todo. Viene la dependencia absoluta para hacer cosas re simples, la molestia completa, porque se desordenan los tiempos y la típica culpa estúpida que baja por no poder respaldar las cosas. Aaah, pero siempre hay gente buena onda en la vida y el asunto ya está casi casi resuelto.
No obstante, no es de esto de lo que yo iba a hablar en este post, pero estoy seguro que comprenderán mi mal humor y perdonarán mi digresión. Hoy fue la última clase formal que tuve con mis alumnos del colegio y estoy algo noqueado aún.
Sé que salvo referencias indirectas, no he hablado mucho del asunto en este pequeño lugar, pero ha sido uno de los pilares que le dieron vida al año. Es complejo comentar todo lo que significaron esos jóvenes en mi vida. Han sido mi primer curso completo y no los olvidaré. Obviamente, el comienzo estuvo marcado por mi inseguridad y su casi forzada necesidad de adaptarse a un profesor topo y además, bien distinto a su antecesor.
Hubo momentos re complicados, en que poco faltó para que desistiera, pero hubo también momentos ricos, en que la simple comprensión de un contenido por parte de alguno de ellos, le daba calor a mi día y me hacía olvidar todo lo malo que hubiese. Incluso muchas veces comentamos con algunos colegas, lo poderosos que son los alumnos y el grado de influencia que su estado de ánimo tiene en nuestros días. Fue un curso complejo, pero mentiría si dijera que no me ayudó en muchos aspectos. Es rico poder decir hoy, que soy capaz de acercarme (no sé si llegar algún día) a entender ciertas cosas propias de su búsqueda, de su proceso natural de encontrarse. Tuve que pasar por varios porrazos para darme cuenta de que no eran yo en versión 2009 y que tenían otras necesidades y otros intereses.
No olvidaré sus pedidos, y trataré de aplicarlos en los futuros cursos. Sé que me equivoqué en mil cosas, pero intenté hacerlo lo mejor que pude, pensando siempre en que podían, en que no les hace mal creer en su capacidad, en que si quieren, pueden llegar hasta donde se propongan.
El colegio donde trabajo encarna un proyecto educativo diferente, centrado en el respeto, la tolerancia y el crecimiento desde nuestras propias fortalezas. Sentí que me dieron el espacio para hacerlo, para crecer y aprender desde lo que me gusta. Me encantaría que alguna vez, ellos también comprendieran que con errores incluidos, eran esos los ideales que intentamos inculcarles.
Espero no romper el lazo con los más cercanos y quizá incluso acercarme a aquellos que la condición de profesor mantuvo apartados. Sé que les va a hacer bien un cambio y también sé que yo he aprendido, crecido y adquirido herramientas para atreverme a más. Nada, una vez más siento que el lenguaje me queda chico y no logro reproducir lo que me sucede. Ni si quiera cuando nos tomábamos la foto, pude decir algo lo suficientemente coherente. Gracias es lo que puedo decir, por ahora.
Sobre la canción de más abajo, simplemente me gusta y no sé bien qué otra razón poner para justificarla, porque decir más, sería, otra vez, caer en lo que se dice siempre.
¡Nos vemos a la otra!

http://www.youtube.com/watch?v=pW-Njfe6zcg

1 comentario:

elalcaravan dijo...

bueno con la pérdida de cosas, igual a veces tengo cosas que no están respaldadas y corro ese riesgo, en cuanto a tus clases, así se adquiere experiencia y de los errores que hayas cometido, sacarás lecciones, ojalá el año que viene te puedas desempeñar mejor, dicen que a vece a los alumnos se les echa de menos.